Juan Clemente Zenea: poeta por excelencia del romanticismo cubano

Guantánamo.“¡Bien me acuerdo! ¡Hace diez años! ¡Y era una tarde serena! ¡Yo era joven y entusiasta, Pura, hermosa y virgen ella! Estábamos en un bosque Sentados sobre una piedra, Mirando a orillas de un río Como temblaban las yerbas.

El autor de estos versos es Juan Clemente Zenea, uno de los más ilustres exponentes cubanos de las letras del siglo XIX y de mayor influencia en la Literatura Cubana. Su renovación al Romanticismo creó nuevos caminos en la poesía hispanoamericana, de ahí la gran influencia que ejerció entre los escritores de su época.

Fiel al canon de los líricos circunscriptos a esta etapa de las letras, Zenea, nació en Bayamo el 24 de febrero de 1832. Fue huérfano de madre desde muy pequeño, por lo que su padre se vio forzado a regresar a España cuando aun el futuro poeta era muy joven.

 Sus primeros estudios transcurren en una escuela privada de su ciudad natal, y en 1845 se traslada a La Habana para ingresar en el colegio San Salvador. Dedicado al periodismo desde los dieciséis años, es perseguido por razones políticas y en varias ocasiones sufre destierro en Estados Unidos, donde tuvo que refugiarse cuatro años más tarde, específicamente en Nueva Orleans. Desde allí, escribió artículos políticos que le llevaron a una sentencia de muerte por el gobierno español.

Una de las elegías más hermosas de Juan Clemente Zenea es “Fidelia”, poema que dedicara a Adah Menken, actriz, bailarina y poetisa estadounidense con quien mantuvo amores. Es el canto del remordimiento de un hombre que ama a una joven, la abandona y al volver la encuentra muerta. Sin dudas, una bella historia de amor, dotada de ternura, delicadeza, desolación interior, delicadeza y sencillez.

Fue Juan Clemente Zenea, uno de los grandes en la segunda generación de intelectuales ilustrados. Era un periodista muy versátil, un gestor de publicaciones literarias y políticas, un excelente traductor del inglés y del francés. Es el bardo que percibe lo que va a nacer en poesía, donde lo cubano y lo universal logran una excelente unidad. Es, sin dudas, “El poeta por excelencia del romanticismo cubano”.

 

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