Fidel nuestro

Fidel Castro, eternoLa noticia irrumpió en mi sueño como una puñalada directa al corazón: Murió Fidel… Incredulidad, lágrimas, llamadas, mensajes a familiares, amigos, vecinos. Es la noticia que nunca quise recibir, que nunca quise publicar.

Lo amé desde que tengo uso de razón, como al padre que guía, como al hombre excepcional que sigues confiada. Aprendí a admirarlo por ese poder de preclara predicción que siempre nos alertó sobre los males que se avecinarían y supo además, como nadie, enseñarnos a prepararnos para enfrentarlos. El mismo líder que se mezclaba con el pueblo porque es que él también era el pueblo.

Era una niña cuando el entonces presidente soviético Leonid Brezhnev visitó Cuba, me encontraba en Santiago por aquellos días en asuntos médicos cuando supimos que él y Fidel visitarían esa ciudad. Recuerdo la avenida Garzón repleta de gente, mi mamá conmigo de la mano tratando de ocupar un buen lugar para verlos pasar, recuerdo mi ansiedad y mi emoción cuando el jeep descapotable pasó delante de mi: “¡Mira mami, Fidel me dijo adiós!” .- expresé secándome las lágrimas y nunca esa imagen se ha borrado en mi mente.

Hoy lloro de nuevo, pero me consuelo en el hecho de que me tocó nacer y vivir en Cuba, la Cuba de Fidel Castro, el gigante que seguirá iluminando nuestros caminos de justicia, nuestras vidas, nuestros destinos.

Hasta siempre Comandante!

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