Fidel Castro: “No te pedimos cree sino lee”

Guantánamo.- “No te pedimos cree sino lee”. Esta fue una premisa de la revolución una vez en el poder con Fidel Castro al frente, en un momento en que se posibilitó el acceso a la lectura de millones de cubanos. Entonces fueron editadas varias revistas y las cartillas, folletos y manuales de la Campaña Nacional de Alfabetización de 1961. Más más de 700 mil cubanos aprendieron a leer y escribir y con ello, se le abría  las puertas  al conocimiento.

No por casualidad, tres meses después el 31 de marzo de 1959 fue creada la Imprenta Nacional de Cuba a sugerencia del líder de la Revolución Cubana Fidel Castro. El primer libro publicado por la naciente industria fue El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes y Saavedra. Por ello, a partir de 1981 se celebra la fecha como el Día del Libro Cubano.

La obra cumbre de la literatura española tuvo una tirada de cien mil ejemplares, y a partir de entonces los cubanos tuvieron en sus manos las mejores obras universales. Lo que antes era un sueño, se había hecho realidad. Cuba se convertía entonces en uno de esos países del mundo donde el libro es un compañero indispensable para el hombre.

A partir de entonces llegarían a las librerías cubanas las obras de Pablo Neruda, Ernest Hemingway, Rubén Darío, Nicolás Guillén, las novelas de Honorato de Balzac, Víctor Hugo, Alejo Carpentier, José Martí, Nicolás Guillén y  Federico García Lorca. Los lectores de todas las edades aprendieron a distinguir y apreciar la buena literatura escrita por los autores que abrieron con su fértil imaginación todas las puertas de este mundo.

La Feria Internacional del Libro, evento cultural más importante del país, es un colosal esfuerzo editorial y no ha dejado de celebrarse ni un solo año, independientemente de las más difíciles condiciones económicas de país. Esta y otras festividades relacionadas con la lectura, fuente inagotable de saber y disfrute, se extienden a todos los rincones de la geografía cubana.

Por lo tanto, el Día del Libro Cubano, debe de convertirse en un espacio donde prime la invitación a recapacitar y pensar, con la certeza de que leer, es una posibilidad para elevar en la población los valores literarios, históricos, estéticos y, sobre todo, la oportunidad para abrir una puerta al conocimiento.

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