En defensa de nuestro idioma

En el Día del IdiomaGuantánamo.- En 1995 se eligió el 23 de abril para celebrar el Día del Idioma, en igual fecha, separados por el tiempo, fallecieron tres grandes de las letras universales; Miguel de Cervantes, William Shakespeare y el Inca Garcilaso de la Vega.

Vale la jornada para reflexionar sobre nuestra lengua materna que es el primer idioma que una persona aprende; se diferencia de las segundas lenguas que se adquieren posteriormente y que son a su vez el instrumento de mayor alcance para la preservación y el desarrollo de nuestro patrimonio cultural tangible e intangible.

Toda iniciativa para promover la difusión de nuestro rico español servirá no sólo para estimular la diversidad lingüística, sino también para crear mayor conciencia sobre las tradiciones  del lenguaje así como las  culturales del mundo e inspirar a la solidaridad basada en el entendimiento, la tolerancia y el diálogo.

Muchas personas, desde que nacen hasta que mueren, hablan la misma lengua: la que aprenden de pequeños, la que hablan sus padres y abuelos. Sin embargo, en todo el mundo hay idiomas que están en peligro de desaparición; con lo cual esas personas tendrán que aprender una nueva lengua para poder desarrollar sus actividades cotidianas y sólo podrán hablar su idioma materno con sus ancestros…

El cubano se caracteriza por una manera de hablar, tenemos nuestra norma, pero añadir modismos y elementos que la rejuvenecen, por decirlo de alguna manera, sin apelar a la chabacanería, los vulgarismos y los barbarismos, es también lícito, siempre y cuando se enriquezca el habla con vocablos que estén bien contextualizados y estén bien construidos en un parlamento.

En Cuba, por ejemplo, la enseñanza de la lengua materna constituye una prioridad dentro de los programas de estudio. El niño aprende a desarrollar su lenguaje desde el círculo infantil (guardería), etapa en la que deben aprender formas simples del idioma, como emplear bien el singular y el plural, a través de las narraciones y cuentos que les hacen las auxiliares pedagógicas y las educadoras.

El idioma debe ser limpio y para ello la escuela debe trabajar no sólo el área de la ortografía, sino también en el hábito de la lectura diaria, y así honrar  las buenas razones que distinguen al Español en los cientos de países que lo hablan y que siga siendo la segunda lengua más hablada en el mundo.

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