El Curita: “¡Tiren, que aquí hay un hombre¡”

Guantánamo.- “¡Tiren, que aquí hay un hombre¡”, fueron las últimas que dijera Sergio González López a sus torturadores. Sin embargo, ni las vejaciones, golpes, ni las mutilaciones, lograron arrancarle la más mínima información. A aquel hombre humilde que había ingresado en el Seminario de Santiago de Cuba para ordenarse como sacerdote, le acompañó por siempre el sobrenombre de “El Curita”.

Sergio González López, había nacido el 29 de octubre de 1922 en Aguada de Pasajeros, perteneció a una familia fervientemente católica, pero cuando llevaba más de 10 años en el seminario, se convenció de que no tenía vocación para el celibato y abandonó el sacerdocio.

El intrépido joven alternaba su trabajo en una empresa de  Autobuses Modernos con el de una pequeña imprenta, que había pertenecido a su hermana. Allí inicia su actividad clandestina de impresión de documentos en contra la dictadura batistiana, entre ellos el alegato jurídico – político La Historia me Absolverá, pronunciado por Fidel Castro.

Sergio llegó a ser jefe de Acción y Sabotaje del Movimiento 26 de Julio en La Habana. Por sus ideas revolucionarias, en 1957 el héroe es detenido por la policía, golpeado y torturado. Posteriormente, es apresado en el Castillo del Príncipe y de ahí logra escapar, posteriormente asume la jefatura de Acción y Sabotaje en la antigua provincia de La Habana, donde participa en alrededor de 20 acciones destinadas a desestabilizar el gobierno de facto.

Consiente de la situación de extremo peligro que vivía Sergio en la ciudad, el máximo Jefe del Movimiento 26 de Julio en Cuba le pide incorporarse a la guerrilla en la Sierra. Sin embargo, El Curita no aceptó, pues en esos momentos estaba al frente de un grupo de hombres que le seguían con entera confianza y tenía planificado preparar un plan insurreccional.

Combatiente de ilimitado valor, el Curita es nuevamente detenido el 18 de marzo de 1958, mientras proyectaba un plan para convocar a la Huelga General Revolucionaria y fue torturado y golpeado brutalmente. Su cadáver apareció al día siguiente en Altahabana, un barrio de la Habana junto a los revolucionarios y luchadores clandestinos Juan Borrel y Bernardino García Santos (Motica), todos horriblemente torturados”.

Cuba había perdido a uno de los jefes más connotados de acción y sabotaje del Movimiento 26 de Julio en La Habana. Sergio González López, “ El Curita” , fue ultimado con solo 34 años, tiempo que no le alcanzó para ver la obra que soñó, sin embargo, su pensamiento político quedó plasmado en el accionar revolucionario de quien tenía por siempre, la certeza del triunfo.

 

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