Desde la Reserva Ecológica de Baitiquirí

Guantánamo.- El municipio de San Antonio del Sur presenta un relieve variado. Al norte, predominan zonas montañosas donde prevalecen abundantes precipitaciones; y al sur exhibe un paisaje desértico, de escasas lluvias durante todo el año, por lo que califica entre las zonas más secas de Cuba.

 

Allí, donde las temperaturas se elevan a más de 30 grados, está la Reserva Ecológica de Baitiquirí, marcada por la presencia de aves endémicas y migratorias de gran interés nacional e internacional.

Ese ecosistema alberga especies representativas de la flora y la fauna silvestre, y está considerado un sitio importante para la Conservación de las Aves en Cuba, no obstante, al hábitat lo afecta la intervención de los pobladores, razón por la cual se implementa, desde el 2013, el proyecto Tri-nacional Corredor Biológico del Caribe (CBC), destinado a rehabilitar la zona y mejorar la calidad de vida de los lugareños.
 
LLEGADA DEL PROYECTO A BAITIQUIRÍ…

La semidesértica Reserva Ecológica de Baitiquirí posee 68 especies de arácnidos, 57 de moluscos y 111 de aves, algunas en peligro de extinción, agravada por la caza furtiva de los vecinos de la localidad, informó Sandra Chapman Stable, coordinadora general del proyecto en Guantánamo.
“Al área también la afecta la tala indiscriminada de árboles para obtener madera destinada a la cocción de los alimentos, y estaba expuesta a la quema de desechos orgánicos que contaminaban el medio ambiente.

“Los habitantes desconocían la importancia de la alta diversidad de ecosistemas del lugar, y la presencia de aves endémicas y migratorias. Por tales motivos, en la Reserva se pone en práctica el proyecto Tri-nacional”, precisó Chapman Stable.

El programa lo integran tres países: República Dominicana, Haití y Cuba, cuya cooperación permite proteger la diversidad biológica en la región del Caribe.

Las primeras acciones del proyecto iniciaron en Baitiquirí hace dos años y se llevan a cabo por el Centro Corredor Biológico del Caribe, junto al Centro de Aplicaciones Tecnológicas para el Desarrollo Sostenible en Guantánamo (Catedes), institución que forma parte del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (Citma).

El plan, además de posibilitar la rehabilitación del medio- ambiente, mejora la calidad de vida de los habitantes en cuanto a la facilitación de empleo, reformas en la comunidad y la generación de conocimientos a favor del cuidado de la zona protegida.

En su primera etapa, según comentó Chapman Stable, lo principal fue identificar los valores naturales de la Reserva Ecológica de Baitiquirí, mediante un monitoreo realizado para reconocer y señalar las especies marítimas y terrestres presentes, y también para formar habilidades tecnológicas en la población, con vistas a una mejor conservación y desarrollo de la zona costera sur.

SEÑALES EN LA COMUNIDAD

La principal actividad económica de Baitiquirí es la agricultura, también la producción de sal y la pesca de subsistencia, pero los índices económicos y productivos son bajos.

“La captura de peces y aves de forma inadecuada propiciaba el inapropiado manejo de los recursos naturales en el área, asociado al insuficiente conocimiento de conservación del ecosistema por las personas”, explica Sandra Chapman y continúa:

“Para enfrentar esos problemas, se acometieron diversos proyectos de desarrollo local y con perspectivas de protección ambiental, como el Rumbo Sur Baitiquirí, reforestación con la especie Azadirachta indica (árbol del Nim), entre otros”.

A dos años de aplicadas las acciones del proyecto del CBC, se muestran resultados favorables en el entorno, la comunidad y en la población: se rehabilitaron ecosistemas degradados, y beneficiaron más de 5,5 hectáreas de especies maderables y frutales como Guajacum officinale (guayacán) y Psidium guajaba (guayaba).

Fueron plantadas 180 posturas de las especies Moringa oleí­fera (moringa) y de la referida guayaba en patios de escuelas primarias, a la par que se eliminaron cuatro microvertederos contaminadores del ambiente.

También se construyeron más de cinco kilómetros de trochas cortafuegos como medida preventiva contra incendios, y fueron rehabilitados mediante reforestación con mangle, otros dos kilómetros de fajas hidrorreguladoras degradadas.

Según Sandra Chapman, otra acción importante fue la realización de talleres y eventos como el Festival de Aves Endémicas, que centra su objetivo en la protección de los plumíferos.

Los pobladores también se han beneficiado. La plantación de 35 hectáreas del árbol del Nim, produjo empleos durante la cosecha, y de las semillas extraen un aceite empleado como insecticida y para la fabricación de otros productos comercializados por Labiofam.

En la comunidad de Baitiquirí también quedó establecido un círculo social, con un panel fotovoltaico que posibilita realizar actividades recreativas nocturnas y mejorar la vida social de los lugareños.

También se construyó un local de descanso, para visitantes del proyecto y otras personas que accedan al lugar.

Pero el mayor dividendo del proyecto Corredor Biológico del Caribe en la comunidad de Baitiquirí, que concluirá en diciembre, ha sido beneficiar a la población en la reanimación y creación de locales de interés social, con el objetivo de concientizarlos en el cuidado de esa área como zona protegida para la biodiversidad, concluyó Ángel Almarales Arceo, director de Catedes.

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