Camilo Cienfuegos: Comandante de sonrisa amplia y sombrero alón

Guantánamo.- Cuando a Ramón Cienfuegos y a Emilia Gorriarán le dijeron que había llegado al mundo un varón, no imaginaron jamás que ese pequeñín se convertiría en el Señor de la Vanguardia. Había nacido en una humilde barriada habanera, el 6 de febrero de 1932 en el seno de una familia humilde y revolucionaria y creció en un ambiente de juegos, bromas y sanidad de espíritu.

Nada vaticinaba al héroe. Los hombres como él, marcan un hito en la historia y estarán presentes eternamente en la obra de su pueblo enfrentar día a día el peligro frente a los enemigos y el derecho a vivir dignos. Y es que Camilo Cienfuegos Gorriarán, el hombre de la eterna sonrisa, vive aquí, junto a nosotros, en la primera línea de combate.

Fue Camilo uno de los 82 expedicionarios del yate Granma, que el 2 de diciembre de 1956, desembarcó en las costas del oriente del país con el propósito de iniciar una insurrección armada para poner fin al régimen de Fulgencio Batista. De barba espesa, amplio sombrero alón, fue el Héroe de Yaguajay, uno de los hombres más queridos entre las tropas y los pobladores. 

“Camilo fue el compañero de cien batallas, – expresó de él, Ernesto Guevara de la Serna- , el hombre de confianza de Fidel en los momentos difíciles de la guerra y el luchador abnegado que hizo siempre del sacrificio un instrumento para templar su carácter y forjar el de la tropa… Camilo era Camilo, señor de la vanguardia, guerrillero completo que se imponía por esa guerra con colorido que sabía hacer.”

Se destacó como combatiente en La Sierra, dirigiendo una de las columnas invasoras. Tras el triunfo de la revolución el 1ro de enero de 1959,  la actividad de Camilo fue decisiva para fortalecer al Ejército Rebelde, aunar voluntades de pueblo, unir fuerzas para apoyar las leyes y medidas, respaldar a su líder y reafirmar definitivamente la toma del poder político.

En los primeros días del triunfo, Camilo confesó: «Fui a la Revolución porque sabía, estaba muy consciente de que Cuba necesitaba de esa Revolución, que Cuba necesitaba no solamente de la caída del dictador, sino que Cuba necesitaba de esta Revolución que hoy tenemos, para que en Cuba algún día hubiera justicia social y para que algún día, que es este que hoy estamos viviendo, el pueblo de Cuba viviera con plenos derechos y los ciudadanos de esta tierra nuestra no fueran los hombres esquilmados y los hombres siempre explotados».

camilo Cienfuegos es mito, leyenda y realidad. Tenía dos corazones: uno para la Patria y otro para el amor. Su pueblo, del cual salió para eternizarse, lo venera como ser humano. Era buen conocedor de sus hazañas militares, poseedor de un carácter campechano y la eterna sonrisa del Señor de la Vanguardia debajo del inseparable sombrero alón.  

Su temperamento jovial sumaba amigos desde el primer encuentro, lo convirtieron desde muy temprano en uno de los más carismáticos dirigentes de la Revolución Cubana. Era Camilo un revolucionario de pies a cabeza, modelo insuperable de combatiente y de vanguardia; un hombre de pensamiento radical y antiimperialista surgido del pueblo donde latía aceleradamente un comunista cabal, de sentimientos y de corazón.

“No tenía la cultura de los libros, pero sí la inteligencia natural del pueblo”, dijo de Camilo nuestro Comandante en Jefe Fidel Castro. Para la inolvidable Vilma Espín, era la historia pura. Sólo hay que leer su nombre: Camilo Cienfuegos. Fue un héroe que buscó el horizonte en el ánima del fusil y el beso en los ojos de las mujeres, como el que va a morir temprano. En otras palabras: se robó su propio nombre para dárselo a la Revolución.

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