Artefactos explosivos tensan elecciones en Chile

Artefactos explosivos tensan elecciones en ChileAunque por fortuna todo quedó en amenazas, el hallazgo de artefactos explosivos en sedes de tres partidos políticos de centroizquierda en Chile añadieron tensión a las elecciones presidenciales del domingo.

Son hechos aislados muy poco frecuentes en Chile, pero políticos y autoridades denunciaron las situaciones y adelantaron gestiones para que los hechos fueran investigados con todo rigor.

Alrededor de 14 millones de ciudadanos con derecho al voto elegirán el próximo ocupante del sillón principal del Palacio de La Moneda, entre el senador de centroizquierda Alejandro Guillier y el ex mandatario conservador Sebastián Piñera.

Los partidos Radical (PR) y Socialista (PS) presentaron denuncias ante la Fiscalía por dos artefactos explosivos no detonados que fueron encontrados en sus sedes el domingo pasado. Algo parecido le ocurrió antes a la Democracia Cristiana (DC).

Este tipo de situaciones no pueden ocurrir en democracia, coincidieron en señalar los presidentes Ernesto Velasco (PR) y Alvaro Elizalde (PS) tras reunirse con el fiscal Regional Metropolitano Sur Raúl Guzmán.

El caso con la DC tuvo lugar el 1 de noviembre pasado, antes de la primera vuelta de los comicios presidenciales efectuados el pasado día 19.

Notas bastante preocupantes que en todo caso, ofrecen una perspectiva diferente del balotaje que muestra ligera ventaja en las preferencias por Piñera, quien goza del favor notable de los medios y de los empresarios.

Sin embargo, tampoco es que su rival esté virtualmente eliminado. Guillier, si bien no convence al ala más liberal de la izquierda que representa el Frente Amplio (una suerte de Podemos a la chilena) tiene algunos importantes apoyos.

La idea afincada en el ambiente es si apostar por un regreso a recetas neoliberales del aspirante de la derecha, con algunas concesiones sociales; o decantarse por un senador poco carismático pero que pondera reformas profundas a favor de la igualdad.

Al último round de debates frontales entre los dos candidatos, sin nada espectacular, siguió la andanada de ataques en una y otra dirección, más bien concentrados en hallar las falencias del contrincante que en ofrecer cosas novedosas.

Aunque los pronósticos son inciertos, para el balotaje el fantasma principal es un invitado de piedra, el abstencionismo, que planea con fuerza en una sociedad más interesada en las compras de Navidad que en el futuro político del país austral.

 

 

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