Guantánamo.- El programa para la recuperación del déficit habitacional en Cuba comprende un periodo de diez años, con prioridad para las viviendas afectadas por el paso de los huracanes y las que tienen condiciones precarias, según se informó cuando fue presentada la Política de la Vivienda en el país.
Los inmuebles que es preciso construir, (alrededor de un millón en toda la nación), demandan de un incremento de las urbanizaciones y se estima que el 60 % se hagan por esfuerzo propio. De igual modo, constituye una prioridad la terminación de las viviendas en proceso, sean estatales o por parte de la población.
De ahí que aspectos tan importantes como las urbanizaciones y los permisos tendrán que anticiparse, como mínimo en un año, a los programas constructivos.
Asimismo los proyectos tendrán que ser coherentes con las disposiciones para el uso de la energía y el agua, así como con la protección al medioambiente, de acuerdo con lo pautado en la Tarea Vida, sobre todo en las zonas costeras o proclives a inundaciones.
Como se conoce, uno de los problemas más acuciantes de la población en nuestro país es la vivienda, pues son muchas las familias que añoran un techo donde poder realizar su vida, sus sueños.
Sin embargo, la realidad económica que afecta a toda la nación impide construir en cantidad y calidad las necesidades acumuladas por años. Ello requiere de un trabajo consecuente, inversiones y lo más importante; recursos y fuerza de trabajo.
La provincia de Guantánamo no escapa a esa realidad y urge impulsar la construcción de inmuebles. En los municipios de Baracoa y Maisí, los más dañados por el huracán Matthew en octubre de 2016, se logra recuperar el fondo habitacional, en primer lugar por los recursos asignados, y en segundo por el trabajo sostenido de los organismos involucrados y parte de la población.
Un aspecto que incide en esos resultados es el desarrollo de las mini-industrias para la producción local de materiales de la construcción, y esa es la clave para lograr los objetivos propuestos.
Sin embargo, eso no basta. El cemento, principal recurso para la construcción está en falta desde hace meses y de no disponer de las toneladas necesarias será imposible avanzar en la construcción de viviendas en el territorio.
Si edificar casas es fundamental, no menos resulta la reparación y conservación de las que se encuentran en regular o mal estado, que no son pocas.
Por ello cobra responsabilidad la construcción por esfuerzo propio, rescatar las microbrigadas, impulsar la gestión no estatal en ese sector, así como darles participación a los organismos con reales posibilidades de construir.
Ante esa realidad no queda otra alternativa que garantizar recursos, pues está demostrado que con ellos la población busca alternativas, trabaja y logra construir viviendas.
