Guantánamo.- El día 25 de noviembre de 1956 pasó a formar parte de la historia de Cuba. Ese día, a las las 02:00 am un grupo de 82 hombres de la Generación del Centenario, liderados por Fidel Castro Ruz, jefe del Movimiento Revolucionario 26 de Julio, partía en el yate Granma desde el río Tuxpan, México, a cumplir la promesa de que en ese año Cuba sería libre o ellos serían mártires.
Había que hacer el desembarco con el mayor sigilo. Se había anunciado la noche antes una tormenta y las autoridades del puerto prohibieron la navegación, mientras, el grupo de revolucionarios era vigilado y perseguido por el Buró Federal de Investigaciones (FBI) de Estados Unidos, la policía mexicana, y agentes del dictador Fulgencio Batista.
Navegar por el sur de Cuba, bordeando a las islas de Gran Caimán y Jamaica hasta desembarcar en algún lugar cercano al pueblo de Niquero, en la antigua provincia de Oriente. Esa era la ruta elegida, una vuelta grande para evitar ser descubiertos.
Los jóvenes a bordo del yate Granma, desafiaban el mal tiempo en el temido Golfo de México, y en medio de ello, se escuchaban las notas del Himno Nacional y la Marcha del 26 de Julio. Con la emoción, se olvidaban los difíciles días de la organización y entrenamiento en tierra mexicana.
El Granma era un pequeño yate de recreo de unos 60 pies de largo y tenía capacidad para 10 personas. En realidad, la nave no tenía todas las condiciones para realizar aquella travesía de 1 235 millas de Tuxpan a la costa suroriental de Cuba, tampoco para llevar 82 hombres además del peso de los armamentos, proyectiles y abastecimientos necesarias para el pequeño ejército revolucionario una vez desembarcaran los jóvenes.
El arribo del yate «Granma» a tierra cubana, se había previsto cinco días después de su partida, coincidiendo con el alzamiento del 30 de Noviembre en Santiago de Cuba. Sin embargo, debido al mal tiempo, la caída al agua de Roberto Roque, integrante del Estado Mayor del Movimiento 26 de Julio, uno de los expedicionarios, rotura y otros imprevistos, la embarcación tocó tierra cubana en la madrugada del dos de diciembre de 1956.
Al amanecer de ese día, los expedicionarios vieron las luces y entraron en el canal de Niquero. Avanzaban con precaución hacia la costa. En ese momento, le informan a Fidel que ya no queda casi combustible y éste sin pensarlo ordena: “Pues dale para tierra a toda velocidad”. Apremian los motores unos minutos y de pronto, el Granma se detiene en el fango, empieza a hacer agua y poco a poco, comienza a hundirse.
Había que recogerlo todo y abandonar el yate: esa era la orden. La inexperta tropa se entierra en el fango, avanza hacia el mangle y ahí, entre una enredadera, los hombres ponen a prueba su preparación física, ya estaban muy cansados por el molesto viaje. Considerables recursos de los que traían se pierden en el mar, sin embargo, esto no amilanó a los hombres que, llenos de entusiasmo y sueños llegaban, por fin, a tierra cubana.
La expedición del yate Granma, con 82 expedicionarios entraba el 2 de diciembre de 1956 a la historia de Cuba para cumplir la promesa hecha por Fidel Castro Ruz, al pueblo cubano de libertar la Patria o morir en el empeño. Y esa promesa, sin dudas, se hizo realidad el 1ro de enero de 1959.
Licenciada en Español – Literatura. Periodista. Profesora Asistente. Habilitada en guión y realización de programas de TV. Editora del sitio digital de la televisión de la provincia de Guantánamo. Bloguera y activista de las Redes Sociales