“¿Y cuál es el camino?”

Guantánamo.- El perdón: ese es el único camino posible para sanar las heridas del alma; ese y no la venganza. Al fin Daniela encontró el mejor sendero, aunque en el proceso lastimara a personas y quebrara estructuras.

Hoy el capítulo se extremó en su duración. Demasiadas líneas temáticas tenían que cerrar y casi todas lo hicieron de manera facilista y atropellada. Aun así, fue un capítulo interesante, con muy buenos puntos de giros y algunas soluciones complacientes para la gran audiencia.

Muy interesante fue el ver confluir a los protagonistas de los diversos capítulos, en esta especie de prueba final a la que los sometió Daniela, sin obtener los resultados esperados. Las energías y psicologías de los personajes fueron llevadas a su máxima expresión, resaltando la participación de un Ariel Zamora orgánico, lleno de carisma y con la capacidad de fundir el tono de su personaje (más cercano a la comedia) con el de sus compañeros de escena.

El gran secreto de Leinad fue develado de una manera no tan sorpresiva ni efectiva. No estoy seguro si era Carlos Gonzalvo el actor indicado para darle vida a este reguetonero sin pinta de serlo y con una adicción a la que no se le da solución desde el guion.

En cambio Luis Angel Batista como Leinad , volvió a demostrar sus herramientas histriónicas y la facilidad para generar atmósferas desde su gestualidad y comportamiento escénico.

La ligereza con la que fue resuelto el conflicto de los kamikazes con Rey, nos corrobora que era una subtrama totalmente prescindible. A los guionistas se les fue de las manos esta línea en el argumento que pudo ser mucho más jugosa, debido al impacto social real de las pandillas adolescentes y la violencia que esta generan.

No es que la historia de Daniela haya sido mejor finalizada, pero al menos los guionistas rescatan la importancia del perdón, del borrón y cuenta nueva, aunque sea más difícil decirlo que hacerlo.

Una sola escena sugerida bastó para comprender los bajos instintos en los que pueden caer nuestros jóvenes tomando las decisiones incorrectas: así vimos que el intento de violación de Osmany a Daniela no fue una acción de uno, sino de cuatro involucrados, de la más terrible forma.

Los victimarios se convirtieron en víctimas y aprendieron a resolver sus propios dilemas. La vida siguió para ellos y para una Daniela más ligera y conforme con su verdad. El perdón también llegó a ella por parte de los mismos ojos que una vez la miraron de manera diferente. Una oportunidad para los dos se abrió entonces, cerrando un ciclo y abriendo otro de amor y respeto.

Desconozco cuán rápido o no, el público cubano olvide esta serie “distinta” en la trayectoria ficcional de los últimos tiempos en Cuba. De lo que sí tengo certeza es que su realizador logró su cometido: inquietar, movilizar nuestro pensamiento y poner la mira en un tema actual, delicado y necesario.

Primer Grado hoy ha terminado, pero pronto un Calendario ya conocido por los cubanos, volverá a iluminar la inocencia de jóvenes y adultos, evidenciando la necesidad de que espacios juveniles como estos sigan creándose para construir entre todos mejores puentes de entendimiento entre nosotros y el futuro de este país: su juventud.

Tomado del perfil Telenovelear

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