Guantánamo.- En estos días de luto y reafirmación revolucionaria en Cuba, numerosas son las voces que se alzan, llenas de calumnias, odio y mentira, hablando de dictaduras, de esclavitud… Cómo si se pudiera tapar el sol con un dedo, cómo si esas voces aisladas pudieran callar a millones de cubanos que a través de la Isla gritan: ¡Yo soy Fidel!
No es un eufemismo, Fidel Castro se multiplica en tránsito hacia la eternidad y los jóvenes son los principales abanderados de sus ideas y su voluntad de hacer una Cuba mejor, perfeccionando el proyecto social que construimos desde hace 57 años.
Randy Skelton Laffita es uno de esos jóvenes guantanameros que llega hasta las instalaciones del Telecentro Solvisión para contarnos su historia, una de las tantas anécdotas que unen a Fidel Castro con el pueblo cubano
“Decidí venir aquí como una manera de ofrecerle un homenaje a su vida y su obra y mostrarle a mi pueblo de Guantánamo, a Cuba y el mundo la grandeza y la sencillez de este hombre que consideré mi amigo a pesar de ser una de las más grandes personalidades del mundo.
Yo mantenía comunicación con él desde que tenía 10 años y estaba en el quinto grado de la educación primaria. Cada vez que llegaba su cumpleaños yo le enviaba una carta, nadie me incitó a hacerlo, fue algo que nació de mí.
En la primera misiva le conté mis sueños de niño, hablándole de mi familia, lo primero que le conté es que quería pertenecer a la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) porque mi familia es una familia integrada.
Mi abuela es militante del Partido Comunista de Cuba (PCC), mi abuelo fue combatiente de la Sierra Maestra, mi madre atendió por muchos años la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) en mi bloque, mi abuela fue alfabetizadora… y ese sueño también lo logré, pues en noveno grado fui escogido como uno de los más integrales de mi escuela la Secundaria Básica “Pedro Agustín Pérez” y tuve ese gran honor y que mantengo hasta la fecha de hoy.
Hoy me siento muy triste por su fallecimiento, un dolor que comparten millones de cubanos a lo largo y ancho de toda Cuba, pero a la vez me siento honrado, porque conservo las respuestas que recibí del Consejo de Estado a las cartas que le enviara. La última de ellas se la escribí en el 2012, contándole que había logrado mis sueños, que estaba estudiando en el quinto año de la carrera de Medicina gracias a esta Revolución y a las conquistas sociales que ella construyó para el pueblo cubano y para parte del mundo.
Recibir estas cartas y postales constituía un gran regocijo porque siempre uno de mis sueños fue conocerlo personalmente, darle la mano, pero creo que a través de las cartas que le enviaba era una forma de conocerlo, de acercarme a ese gran hombre, independientemente de que él no las respondiera directamente. Fruto de ese intercambio cuento hoy con su firma, con una foto muy hermosa de este gran hombre, que voy a atesorar por siempre. Además constituye una confirmación de que le llegaban mis mensajes.
Licenciada en Periodismo. Graduada en la Universidad de Oriente en el 2010. Periodista, editora del sitio web y miembro del equipo multimedia de Solvisión.