

Tras el protocolo de rigor, que incluyó un pase de revista a las tropas formadas en honor del visitante, y el saludo a un grupo de niños de una escuela primaria local que agitaban banderas cubanas e irlandesas, Díaz-Canel y Higgins conversaron a puertas cerradas junto a sus delegaciones.
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El jefe de Estado cubano, primero en realizar una visita oficial a Irlanda, luego plantó un roble en los jardines del palacio, en un acto que él mismo calificó de ‘símbolo perfecto de la amistad’ que une a ambos pueblos.
La agenda de Díaz-Canel en el último día de su estancia en Dublin incluye una visita de cortesía al primer ministro, Leo Varadkar, un recorrido por la otrora cárcel de Kilmainham, y sendos encuentros con compatriotas residentes en Irlanda e irlandeses solidarios con el país caribeño.
La víspera recorrió lugares emblemáticos de Dublín, entre ellos el parque St. Stephen´s Green, la biblioteca del Trinity College y la Catedral de San Patricio.
En estos dos últimos sitios plasmó en el libro de visitantes su convicción de que Cuba e Irlanda, además de su insularidad, comparten vínculos patrióticos e ideales independentistas.
La visita a Irlanda del presidente cubano marca el aniversario 20 del establecimiento de relaciones diplomáticas entre La Habana y Dublín, y sigue a una similar que hizo Higgins a Cuba en febrero de 2017.
Díaz-Canel partirá mañana desde esta capital hacia Belarús, como parte de una gira que incluye también estancias en Azerbaiyán y Rusia.
La delegación oficial cubana la integran además el canciller Bruno Rodríguez, el ministro de Comercio Exterior, Rodrigo Malmierca, y la directora del departamento de Europa en el ministerio de Relaciones Exteriores, Alba Soto.

Ms. C. de la Comuniciación y Lic. en Periodismo en la Universidad de Oriente. Coordinadora de la Redacción Digital y el Grupo Multimedia del Telecentro Solvisión