Paranadador cubano por repetir podio en Tokio 2020

Lorenzo Pérez, de Cuba, compite en la final 100 metros libre masculino S6 en el Centro Acuático de la Villa Deportiva Nacional (VIDENA) durante los VI Juegos Parapanamericanos Lima 2019, el 31 de Agosto de 2019 en Lima, Perú. FOTO: Calixto N. Llanes/Periódico JIT (Cuba)

Desde que probó un podio por vez primera en la Paralimpiada Nacional de 2009, con sede en Matanzas, al tritón oriental Lorenzo Pérez pareció gustarle la experiencia. No hay evento, por alto que sea su nivel, que no lo animen las medallas en disputa.

Ese es el motor que engrasa con entrega, conducta, arrojo y amor, y le ha permitido copar su vitrina con preseas de todos los colores, incluidas las ganadas en competencias paralímpicas (2012 y 2016), parapanamericanas (2011, 2015 y 2019) y mundiales (2017), siempre en el estilo libre de la categoría S6.

Natural de Playa Las Coloradas, en el municipio granmense de Niquero, posee cuatro de las cinco joyas obtenidas por la paranatación cubana bajo los cinco aros: una presea de oro, otra de plata y dos de bronce.

Esa carrilera la abrió Ernesto Garrido, subcampeón de Barcelona 1992, devenido después en su paradigma y en el técnico que lo ha guiado hasta tantos pedestales. Ahora, otra vez, se confabula con el alumno para no dejar escapar los premios de Tokio 2020.

«El año 2021 significa un reto personal y en materia deportiva. El año pasado tuve que enfrentar una preparación atípica, mantener el físico con alternativas en casa, cumpliendo las orientaciones recibidas por teléfono desde La Habana. Llegar en tan buena forma a este reinicio resulta muy satisfactorio», expresó a JIT con justo orgullo.

Asegura que ante todo siente felicidad de haber sobrevivido al trágico 2020, pero sigue cuidándose, cumpliendo con disciplina las orientaciones de los especialistas, para poder contar los acontecimientos provocados por la COVID-19. Convoca a hacer lo mismo para contribuir a que la Isla gane esta dura batalla.

«Tengo un compromiso con mi carrera deportiva, la familia, mi entrenador, con el movimiento paralímpico cubano y el deportivo en general. Para este 2021 ya tenemos nuevas indicaciones y protocolos a seguir, nos ajustaremos por el camino, continuar con el mismo enfoque hasta alcanzar el objetivo. ¿Mi meta? El podio en Tokio», afirma sin ambages.

No asombra su fuerza interior, menos cuando sabemos que se sobrepuso a un accidente sufrido en 2005 durante la travesía del huracán Dennis, causante de una discapacidad de locomoción a pesar de las intervenciones quirúrgicas aplicadas.

No dejó de nadar en su vecina playa Las Coloradas, donde el metodólogo Andrés Labrada descubrió sus aptitudes para el deporte. De la mano del entrenador Dayron Infante asistió a diversas competencias municipales y nacionales. Con el paso del tiempo llegó su debut internacional en los Juegos Parapanamericanos de Guadalajara 2011, dirigido por Garrido.

Si reconfortante ha sido su vida deportiva, también sucede en lo personal. Casado con Yudalmis Rosales, ha creado una bella familia, bendecida por Jhonatan de 15 años, Rut de cinco y Carolina, próxima a cumplir el 25 de marzo los seis meses.

«Tener hijos es una gran satisfacción, Jhonatan fue el primero, muy orgulloso de él por su desempeño en la natación. Está en la escuela nacional, en el Complejo Baraguá, porque se lo propuso. Mi deseo era que practicara otro deporte, pero le gusta y es su deseo. Lo logrado se debe a su desempeño, dedicación y disciplina», abundó.

«A eso suma mi orientación y voluntad, lo estaré apoyando siempre, en cualquier ámbito de la vida. Estoy muy feliz con él como hijo, atleta y persona, creo que está siguiendo un legado, dando muestra de la educación que le he dado junto a Yudalmis y la familia. Y eso dice mucho», opinó de su primogénito, quien inició el tercer año en el centro capitalino.

Cuando ambos tuvieron que retornar a Bayamo, donde residen, Jhonatan lo apoyó en el cumplimiento de sus entrenamientos en casa y la piscina del centro deportivo Vicente Quesada, donde se le habilitó un carril.

En octubre Lorenzo tuvo una base de entrenamiento en esa misma instalación, bajo la pupila del profesor Garrido, como parte de la preparación olímpica. Tuvo un corte en diciembre en La Habana, tras los controles realizados a toda la preselección nacional de natación, en los cuales el granmense exhibió un notorio avance.

Lorenzo cumplió el pasado 4 de febrero los 35 años de edad. Sabe que debe redoblar sus esfuerzos para llegar a la capital nipona en la mejor forma deportiva. En su ruta, ya con boleto en mano, tiene fuertes competencias en Gran Bretaña y Portugal, proyecto que debe ampliarse teniendo en cuenta la situación de la COVID-19 en el mundo.

Hombre acostumbrado a los sacrificios y la entrega, no solo acumula un envidiable medallero, también exhibe una marca mundial y otra paralímpica en 100 metros. La primera (1:04.60 minutos) fue instaurada en los Parapanamericanos de Toronto 2015 y la siguiente (1:04.70) en la cita de Río de Janeiro 2016. 

Su preparación no ha podido ser la ideal, pero en igual condiciones han estado los rivales. Desde ese punto de vista ninguno tiene ventaja. Lo importante es prepararse bien.

«Cuando se realicen los Juegos Paralímpicos de Tokio, en septiembre, voy a estar con la misma mentalidad, fuerza y voluntad», sentenció.

Tomado de JIT

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