Con el “apagón”, ¡qué cosas suceden!

Guantánamo.- Lo escucho en boca de la mismísima bodeguera: “Usted lo vio, apenas el cliente puso su libreta sobre el mostrador, se fue la corriente y mire como salió por ahí, echando chispas. Lo entiendo, no es fácil venir dos días seguidos desde tan lejos, en San Pedro, como es el caso, y tener que irse sin los mandados porque no hay cómo pesarle la mercancía. Las romanas que usamos son electrónicas y en cuanto quitan la luz dejan de funcionar”.

Esa fue la primera vivencia de estos reporteros en una de las bodegas del supermercado Caribe 2, ubicado en la calle 16 norte entre 3 y 4 Oeste, en el reparto homónimo de esta ciudad. Acudimos allí tras recibir varias quejas de la población por un problema que, aunque asociado a la situación energética que desde abril de este año nos afecta, también denota un “apagón” en la búsqueda de soluciones alternativas por parte de Comercio.

Una semana después de la escena mencionada, en la misma bodega y también en sus similares, pertenecientes a la empresa municipal de Comercio, otras personas igual se marchan descontentas porque ante la carencia de fluido eléctrico se les ha convertido en otro dilema la compra de los alimentos de la canasta básica que, como se sabe, hace varios meses no llegan a la vez ni la cantidad ni la totalidad de los productos normados por núcleo familiar, de manera que es necesario volver al establecimiento una y otra vez en el mes.

Al respecto, Lázaro Ballester Ferrer, director de la mencionada entidad, explicó que “en la mayoría de las 145 bodegas de la ciudad las romanas son mecánicas, pero la de los supermercados nuevos o remodelados, como el Caribe 2, son electrónicas, respondiendo al viejo reclamo de la población con respecto a la confiabilidad del pesaje. Ahora con los apagones, tal avance constituye una dificultad porque no contamos con los equipos antiguos y las modernas no retienen la carga. A esto se suma que los horarios de corte de la electricidad, por lo general, coinciden con el de prestación de servicios en las tiendas, además de que no siempre se cumple con la programación”.

En nuestras indagaciones periodísticas, comprobamos que con el apagón se termina la actividad hasta que retorne la “luz” y solo se reinicia si el “alumbrón” se produce dentro del horario habitual de las bodegas, porque de lo contrario, chirrín charrán.

Al preguntar sobre la posibilidad de algún paliativo puesto en práctica, el directivo aseveró, casi seis meses después de iniciada la contingencia eléctrica, y todos los sinsabores que ello causa a los consumidores, que: “a partir de agosto hemos pedido prestadas en otras entidades balanzas electrónicas que se mantienen cargadas hasta dos horas sin estar conectadas a la corriente, para ubicarlas en esos lugares”.

Y en efecto, unos días después de tal afirmación, la mencionada noticia la “vimos” sobre los respectivos mostradores de dos de las bodeguitas del Caribe 2, romanas de fabricación china que según trabajadores del lugar, con la carga completa han funcionado dos jornadas de labor, con la tienda llena todo el tiempo.

No obstante, Nokia García Fournier, administradora de las unidades de la empresa municipal de Comercio en ese supermercado, con cerca de 8 mil consumidores del Caribe, y de las comunidades de Palmira y San Pedro, asegura que hay que seguir buscando soluciones.

“Me asignaron dos romanas electrónicas, pero en realidad necesito, al menos, cuatro para dar un servicio sin molestias adicionales. Ayer, por ejemplo, sin corriente y con las tres bodegas repletas de personas porque llegó el completo del azúcar y el arroz del mes, tuve que sacar una de las balanzas para la carnicería porque trajeron el pollo, e imagínese lo que se armó. Así sucede a cada rato, se me complica todo y aunque expliques lo que pasa, el cliente lo que quiere y necesita es tener la comida en mano”, comentó la responsable de esos establecimientos.

Aunque insuficientes, al menos en el Caribe, esas dos nuevas romanas significaron un sorbito de “luz”, pero en otros supermercados más congestionados de la urbe, las cosas están menos alumbradas.

Lo mismo con lo mismo…y más

A comienzos de la semana pasada, en la entrada de la bodega 1 y 3 del complejo Los Robles, del reparto residencial Rubén López Sabadiego, la gente, con jabas y mochilas a cuesta, espera que llegue la corriente, al igual que sus dos dependientes, mientras la balanza electrónica descansa obligatoriamente. Al lado, consumidores de la bodega 2 entran y salen con sus mandados y por momentos está completamente vacía. Tienen sobre el mostrador de su pequeña tienda una balanza mecánica que los salva de la espera.

En tanto, algunos clientes comentan que con un poquito de voluntad pudiera compartirse el equipo entre las dos tiendas. Podría ser…

Yamila Bandera Muchulí y Alejandro González Rodríguez, los jóvenes dependientes de esa bodega “privilegiada” a la antigua, pero prestando el necesario servicio a la población, consideran que esa solución sería válida pero solo por momentos: “Hay que buscar otras romanas, no puedo creer que en todo Guantánamo no existan otros equipos mecánicos que se puedan reparar, darles mantenimiento y conservarlas adecuadamente para situaciones iguales o parecidas a esta que vive el Reparto”, reflexiona el muchacho.

“Pero además, pueden extenderse los horarios en dependencia del momento en que haya electricidad y mantener informado al pueblo. Antes de tener nuestra romana mecánica teníamos que permanecer en la bodega cumpliendo el horario establecido aunque no hubiese corriente y eso no me parece bien”, opina la muchacha.

Greysi Delgado Chils, quien despacha en la bodega 3, con 2 mil 184 consumidores nos cuenta que “en ocasiones, para no perder el tiempo mientras la gente se queja, me han prestado la romana de la carnicería que no tiene nada en venta en ese momento y he resuelto, pero también me ha creado problemas con las personas porque que cuando más llena está mi local, los dueños vienen y la buscan, es su derecho”.

Desde la unidad territorial de Normalización, el especialista comercial Jorge Luis Naun Simón explica que si bien “se pueden utilizar, y de hecho se hace, vasijas aforadas para la venta de los productos que se miden en unidades de volumen, en este caso el aceite, el kerosene, entre otros; los sólidos no, porque su medición es en unidades de peso o masa, de manera que el empleo de utensilios como los populares y engañosos jarros de 5 libras o laticas de leche condensada, es una violación, por ser un método inexacto y no autorizado, de manera que tiene que ser, necesariamente medido con medios de pesaje electrónicos o mecánicos”

“Aunque sabemos que muchas de las romanas mecánicas existentes están deterioradas y sin la requerida calibración, considero que se debieron reparar a tiempo y tenerlas como alternativa, en vez de darles de baja a esos equipos como ha sucedido”, sentenció.

Sin la fuerza de los robles

Jaime Hamud Muchulì, administrador del Mercado Los Robles, que en sus tres bodegas tiene alrededor de 7 mil consumidores, hasta el jueves de la semana pasada no podía mostrar romanas sustitutas de las que retienen la carga. Cuentan, eso sí, con tres balanzas mecánicas, suficientes solo para la mitad de los establecimientos, entre los cuales no figuran todas las bodegas. “Y hemos hecho gestiones, pero nada…”

“En las bodegas de este supermercado – agregó- creo que por un problema constructivo, apenas entra la luz del día, de manera que cuando se va la corriente, después de las 5 de la tarde quedan casi a oscuras”.

Aunque puede parecer un contrasentido, Yolanda González Salvat, directora de la Unidad Empresarial de Base del reparto Rubén López Sabariego, considera que “incluso hemos pensado en retirar la romana mecánica de la bodega dos, una alternativa puesta en práctica a partir del mes de agosto cuando comenzaron a ser más prolongados los apagones, porque nos crea problemas e insatisfacciones con los consumidores de las otras bodeguitas”, dijo.

Como de lo que se trata es sumar soluciones, no eliminarlas, preguntamos a González Salvat, por otras iniciativas que pudieran ponerse en vigor, pues como se ha informado, la estabilidad en la generación eléctrica del país se prevé para finales del año actual.

“Hemos valorado la alternativa de conformar paquetes con el producto ya pesado, pero las personas exigen que se les pese, porque no son sellados, e incluso, siempre hay quienes no están de acuerdo en pagar el envase, en este caso las jabas de nailon y con eso se nos complica el servicio. Mientras, se ha orientado correr o extender el horario de cierre”, informó.

Antes de nuestra última pesquisa periodística, y teniendo en cuenta la evidente falta de información de los consumidores, cuyos testimonios coinciden íntegramente en las molestias y falta de soluciones, solicitamos telefónicamente al director de la empresa en cuestión, la utilidad de su acompañamiento en nuestro último recorrido. Sin dar tiempo a solicitar la presencia de otra autoridad, dijo tener otras afectaciones y fue directo.

“Lo que tengo que explicar al respecto, ya lo hablamos, periodista. No tengo que ver con la corriente y no tengo más romanas”.

Y justo al concluir nuestro periplo final, en otra de las bodegas sin solución de romanas nos llegó una “señal” y la captamos. Nos fuimos al almacén de insumos de la empresa, ubicado en la Plaza del mercado, justo frente a la dirección de la empresa municipal de Comercio. Casi a la entrada del establecimiento “chocamos” con un lote de balanzas digitales.

“Son nuevas, de fabricación china y funcionan perfectamente. Este año, en los meses de marzo y abril llegaron 11 y el resto las recibí entre octubre y noviembre del 2021. Algunos administradores han venido preocupados por la situación en sus bodegas, pero si no traen un autorizo del director, no puedo mover un equipo de esos.

“Se han entregado algunos, pero quedan más. Me parece que con la emergencia que hay, si están aquí las balanzas, qué más da que se ubiquen donde más se necesiten”, comentó para Venceremos Juan Novis Digurnay Marsillí, encargado del establecimiento.

Son cosas que con o sin apagón no debieran suceder.

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