Guantánamo.- Nunca antes su ejemplo estuvo más presente que en este instante en que se cumplen 48 años de su muerte en la agreste geografía boliviana y es que Ernesto Che Guevara se multiplica en la memoria del tiempo que al mismo tiempo lo eterniza con su luz que ilumina al resto de los hombres.
Como nadie, supo demostrar la valía del hombre nuevo, así lo demostró con una vida rica en el ejemplo personal y convicciones extraordinarias que lo eternizan como revolucionario e internacionalista cabal, que se traspola en presentes y futuras generaciones que van, como él, tras la verdad en la que uno cree.
Pudo haber sido cualquier sitio, pero fue en la Higuera, Bolivia, donde pensaron terminar su historia, entonces no sabían que él es de esos hombres que nunca mueren.
Argentino o cubano, ¿realmente importa? el Che es más que eso; es humano y es de todos.
La vida es algo más que un poco de tiempo atrapado en un cuerpo, es su propia continuidad más allá de la muerte, es la credulidad de lo eterno que descansa, pero sin reposo, en los corazones de millones de semejantes que lo veneran cual dios terrenal, por siempre.