
Omara Durand escribió su décimo mandamiento en los Juegos Paralímpicos en el Estadio de Francia, en Saint Denis.
Llegó sin contratiempos, después de 100 metros pasados apenas en 11 segundos y 81 centésimas que hizo parecer congeladas a la ucraniana Oksana Boturchuk (12.17) y a la alemana Katrin Mueller-Rottgardt (12.26).
Salió sin prisas, con una confianza aplastante; levantó el pecho y aceleró un hasta media máquina; se dejó llevar hasta la meta luego, sin arriesgar el físico. Ganó.
Después celebró, recibió aplausos, se dejó querer y hasta se preparó para la ceremonia de premiación.
Sería la décima ocasión sobre lo más alto de un podio paralímpico, de cada una aprendió una lección, por cada una puede evocar una virtud.
Sus diez mandamientos no se escribieron en piedra, ni siquiera en el oro que adornó siempre su pecho: se grabaron en el cuerpo imperecedero de la historia.

Pero también hubo sobresalto. Una reclamación del equipo de Alemania aplazó la coronación y cortó de cuajo la celebración.
Alguno hizo analogía con el décimo mandamiento bíblico, relacionado con la codicia, porque nadie entendía en qué otra clave podían reclamar que no llevaba su cuerda guía en el entrenamiento, cuando eso ni siquiera se contempla como una falta. Tampoco lo explicaron los reclamantes.
Alguien anheló ganar en un litigio lo que no consiguió en la pista, pero afortunadamente hubo justicia y el hecho apenas quedó en la anécdota.
«Estoy muy contenta con mi décima medalla de oro paralímpica, que es bastante», reconoció en total consonancia con su guía Yuniol Kindelán, quien también manifestó alegría, con todo el mérito de acompañarla en ocho de esas coronas.
La página del sobresalto pasó, como la del júbilo, porque al día siguiente deberán volver a la pista a dar continuidad a lo que empezaron, que demandará de nueve carreras.
«Nunca habíamos corrido tanto en un mismo evento, es desgastante, pero estamos preparados para hacerlo, no tenemos otro pensamiento que revalidar los tres títulos que son nuestros», confesó Yuniol.
«Viene la prueba que más le gusta, los 200 metros, no hemos tenido descanso, pero estamos listos y saldremos a darlo todo para cerrar bien alto nuestra actuación», aseguró no con desdén por lo logrado, sino por convicción inquebrantable de que lo mejor aún no llegó.
(Copyright JIT)
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