Ángel Terrero Sánchez, fotógrafo de espuelas

(Copyright Periódico Venceremos)

El nombre de Ángel Terrero Sánchez lo conocí cuando, hace un año ya, inauguró su primera exposición fotográfica, Espuelas, en la galería Pórtico de la Casa del Joven Creador. Entonces supe que estaba ante la obra de una joven promesa del arte visual guantanamero y nacional.

A partir de ahí, regularmente, me lo he encontrado en el patio de la compañía Danza Fragmentada, sede del Cafetánamo, debatiendo con sus homólogos y amigos sobre el acontecer musical, determinada técnica fotográfica, equipamiento y algún que otro tema conversacional.

No fue hasta hace unos días que decidí abordarlo. Aproveché la ocasión en que estaba solo y pacté una entrevista para dar a conocer elementos de su vida y obra, inspiraciones, referentes y proyectos futuros.

Empecé por la curiosidad, como cualquiera, a los 19 años -actualmente tiene 26-. Exploraba la obra de autores locales, foráneos, me nutría de ellos y poco a poco fui plasmando eso en mis retratos, fotos de productos, gastronomía…

Ahora lo que más me apasiona es la fotografía documental. Me gusta hacerle ver a las personas esos detalles que sólo captan la lente, pero no la vista pública. He contado con el apoyo de mis familiares y amigos más cercanos a la hora de crear.

Forma parte de una trilogía llamada Hostiles: Espuelas, Escamas y Colmillos, todas dedicadas a la lucha contra las peleas de animales. Es un tema del que mucho se habla, pero poco se hace. También abarca otro tema más allá del maltrato animal; y es la herencia familiar de estas prácticas: el padre que le hereda al hijo la costumbre de echar a pelear los animales.

Las vallas de gallos son algo tradicional en nuestro país, y asisten niños a este tipo de espectáculos. Es algo que me preocupa también porque a pesar de que se aprobó una Ley de Bienestar Animal, se mantienen legales. Es algo contradictorio.

Muestra un tema per se. Las personas, como somos únicas y tenemos un pensamiento diferente, podemos llevarnos una interpretación diferente de cada fenómeno que suceda y capte la lente. Los sometes a un proceso de catarsis sobre lo que les estás mostrando y eso me gusta. También practico la fotografía callejera, capturando los momentos cotidianos que protagonizan la gente de pueblo, como tú y yo.

Soy fanático del aeromodelismo. Es una faceta hereditaria de mi padre, que fue piloto de helicóptero durante la guerra en Angola. A él siempre le apasionó su trabajo y esas son cosas que se me pegaron desde niño y aún las practico. No he volado ninguno, pero mediante control remoto sí he realizado algunas incursiones en el aire.

Fue bastante acogedora. Primera vez que llevo Espuelas fuera de las fronteras de Guantánamo y la experiencia fue inmensa. Compartir con artistas de otros ámbitos y lides te otorga una visión tremenda del acontecer cultural de tu país y del mundo. Es un proceso de retroalimentación y yo lo aproveché al máximo.

Tengo muchos planes. Pienso cumplirlos todos en su respectivo momento. No me gustan las cosas rápidas. Me gustan hechas a tiempo, y bien. Espuelas me llevó más de dos años y sigue en desarrollo todavía. Por eso estoy enfocado en pulir y seguir desarrollando mi técnica para no solamente tirar una foto y enseñar, sino crear un tema de debate y análisis a partir del momento que capturaste.

Apoyen a sus artistas, a fin de cuentas, creamos para ustedes. Considero que debería desarrollarse más la educación artística de todos nosotros como pobladores de una ciudad que le ha dado disímiles muestras de talento a nuestro país y al mundo.

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