Una madre de Fe

Guantánamo.- Esta es una mujer de Fé,  no solo porque así es su primer nombre sino por la firme convicción que ha acompañado a Fe Gloria Hermosilla Correa durante sus 74 años de vida.

 

“Legaron temprano, nos dice con una sonrisa a flor de labios, todavía no son las nueve.  Mientras se prepara para la entrevista, adviertimos que estamos en una casa de obreros cubanos y de convicciones: una pared colmada de títulos, diplomas de reconocimientos, además de fotos entre las que sobresale la instantánea a una alfabetizadora, y una de Fidel Castro junto a los Cinco héroes.

¿Siempre vivió en la Loma del Chivo?, le interpelo.  “No, en la Caoba, esta parte de la ciudad ya pertenece a la Caoba, la Loma del Chivo es otra parte, expresa Fé.  Yo nací en Guantánamo, y a los 26 años, en el año 1961 me fui a alfabetizar a un pueblecito de Bayamo y allí me enamoré “.

“Yo tuve seis hijos, entre ellos un par de jimaguas. La mayor nació en Bayamo, el segundo,  que es Francisco nació en el trayecto acá, en Santiago de Cuba; luego vino Ernesto, el tunero; Sonia quien también nació en Bayamo y los jimaguas que son guantanameros. Todos  son de corazón y crianza .

” Volví a Guantánamo en 1971, para esta misma casa: el número 121 de la calle Emilio Giró entre Serafín Sánchez y Antonio Saco de la ciudad de Guantánamo. Aquí crié a mis seis hijos y he trabajando siempre,  por eso me esmeré,  tenía que contar muchas veces con los vecinos para que me ayudaran, no los podía criar solamente para mí, tenía que criar a hombres y mujeres de bien .

” Mis hijos siempre fueron aplicados, siempre les inculqué que fueran responsables y honrados,  personas de bien, sobre todo eso.  Hoy estoy muy orgullosa de todos, son muy buenos, todos estudiaron y son universitarios, más de lo que podía imaginar. Siempre humildes pero todos juntos, muy juntos.

Uno de sus hijos,  Francisco, es Licenciado en Economía que laboró durante 7 meses como parte de la Brigada de Colaboradores Cubanos “Henry Reeve” que enfrentaron cara a cara al ébola en Sierra Leona: “Siempre fue sobresaliente, relata Fé,  incluso antes de nacer,  imagínate que como ya te conté tuve que parirlo en Santiago de Cuba, porque  siempre tuvo mucha determinación y hacía las cosas que se proponía.

“Sabíamos que Francisco iba para África, ya había pasado un curso de 15 días en La Habana, luego lo volvieron a llamar y todos pensamos que sería ir y virar. Estando allá me llama y me cuenta. La noticia me paralizó, sin embargo,  le aseguré que volvería. Tuve fe en que volvería, por su carácter, por su responsabilidad, porque yo sabía que él no iba a cometer ninguna imprudencia.

“ Recuerdo perfectamente cuando murió el económico cubano Jorge Juan Guerra Rodríguez a consecuencia de Paludismo.  Era igual que él, pero  ni las pesadillas, ni las lágrimas, ni las preocupaciones pudo empañar mi confianza. Tal vez, nadie lo sabe, por eso volvieron sanos y salvos. Cuando me dijo que volvía,  me llené de alegría, luego volvió a llamarme del avión y ya no tuve dudas,  ya estaba volando.  El 22 de abril y lo vi en la plaza de la Revolución Mariana Grajales, le besaba, le abrazaba, le sentía en mi pecho, era increíble”.

Estoy  frente a esta mujer que es toda fe, frente a esta madre que al decir de su hijo Ernesto “ le debo todo lo que soy, porque fue y es mi padre, mis hermanos, la admiro por la rectitud de su caracter, por su amor, por su entrega ”.En tanto, Francisco, alega que: “ …mi madre lo dio todo por nosotros, lo sacrificó todo, y siempre nos decía, parafraseando a José Martí que la pobreza podía pasar pero no por eso el alma podríamos cambiar, ni eclipsar.”

 

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