Ramón López Peña, ejemplo imperecedero de la juventud cubana

Ramón López Peña, ejemplo imperecedero de la juventud cubanaGuantánamo.- Han transcurrido 54 años del trágico suceso que registraría por siempre la historia cubana  como uno de los más horrendos capítulos de las agresiones del gobierno de los Estados Unidos contra nuestro pueblo, perpetrado desde el territorio ocupado ilegalmente por la base naval norteamericana en la bahía de Guantánamo. El 19 de julio de 1964, disparos de marines provenientes de la garita yanqui ubicada en las coordenadas 43-67, asesinaban al soldado Ramón López Peña, del entonces Batallón Fronterizo.

Con solo 17 años contaba el tunero, quien cumplía con su turno de guardia en la posta cubana 44, convirtiéndose de esa manera  en el primer mártir de esa unidad de las Fuerzas Armadas Revolucionarias y en ejemplo imperecedero para las nuevas generaciones de revolucionarios.

La muerte de Ramón López  Peña pretendía servir de excusa para promover una respuesta que justificara una intervención militar a nuestro país, pero ni tamaña provocación logró el anhelo imperialista; la serenidad de los combatientes cubanos hizo fracasar el intento, poniendo a prueba el valor de un pueblo que sobre su indignación por el horrendo crimen supo colocar la inteligencia en uno de los peldaños más altos.

El luto por la pérdida del joven soldado, que cuatro días antes del crimen había sido distinguido como ejemplar durante el proceso de ingreso a la Unión de Jóvenes Comunistas  en las FAR, colmó de dolor los corazones de familiares, amigos y de todos los cubanos dignos; bautizándose su sepelio como una manifestación fehaciente de la condena del pueblo a las prácticas indecorosas, embestidas para ese entonces contra la primera línea de combate del perímetro que custodia la soberanía de la Patria, por las tropas norteamericanas desembarcadas hasta hoy en el territorio de Caimanera, ilegalmente ocupado por la Base Naval Estadounidense de Guantánamo.  

En la despedida de duelo, el General de Ejército Raúl Castro Ruz, Ministro de las FAR en aquel momento, definió al mártir como “símbolo de la valerosa fuerza que en la Frontera defendió y defiende nuestra soberanía”; y entregó póstumamente al padre de López Peña el carné que lo acreditaba como miembro de la vanguardia de la juventud cubana, la UJC.  

En la larga lista de ignominias del imperialismo norteamericano contra el archipiélago, el asesinato de Ramón López Peña no es desapercibido, el homenaje perenne a su decisión de morir fiel a sus ideales y principios estalla en el alma de quienes lo habitamos.

Como asegurara en varias ocasiones el propio combatiente a su padre Andrés, “… esto es de Patria o Muerte”; y así siempre lo recordaremos, a juzgar sus palabras, como hombre cabal, de ¡Patria o Muerte!

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *