Los “héroes” del “exilio cubano” Made in USA

Mercenarios capturados durante la invasión a Playa GirónGuantánamo.- La momia reapareció. No hablo de la película hollywoodense de terror, acción y aventuras con que se apareció este año Universal Studios para reiniciar la franquicia de igual nombre.

No. Estamos hablando de Armando Valladares, el tipo que se presenta como poeta, escritor, prisionero de conciencia por 22 años en Cuba y fue el freedom fighter de la administración Reagan. Abrió la boca recién en Guatemala para acusar a Latinoamérica de ser cómplice de lo que llama la “dictadura cubana”.

El personaje dijo lamentar la “falta de valentía” de la comunidad internacional y, más amargado que lo usual, se quejó de que la OEA encabezada por el traidor Almagro sea incapaz de lograr un “cambio” en Cuba “porque los países de Petrocaribe están vendidos por un poco de petróleo”.

Su necedad está dictada por el odio hacia la Isla digna e independiente en donde quedó desterrada para siempre la época pasada de semi-colonia yanqui que ambientó su nacimiento, niñez y juventud de sietemesino criollo pro-yanqui.

Sus declaraciones tratan de desviar la atención de la verdad, aquella en la que la Cuba revolucionaria de Fidel Castro se enfrentó con determinación al imperio y venció con su resistencia, dignidad, moral y rebeldía el cerco al que se unió casi Latinoamérica completa, con la honrosa excepción de México.

Pese al lamento patético de Valladares, la América hispana nunca tuvo ni tendrá razones para a acusar a la nación caribeña de violaciones flagrantes de los derechos humanos, como los asesinatos, torturas y desapariciones forzosas que estuvieron muy de moda en varias naciones del sub-continente, con la anuencia y ayuda de Estados Unidos. No olvidar el Plan Cóndor.

Empeñado en hacerse la víctima, el señor pretende rodearse de la aureola del joven de 23 años que fue condenado en Cuba por negarse a poner un letrero en su escritorio en el que supuestamente expresaría su apoyo a Fidel Castro.

Valladares es el paradigma del farsante político, del lobo con piel de carnero (el policía represor batistiano disfrazado de “poeta”). No por un cartel, sino por actos terroristas con explosivos fue que resultó condenado en 1960.

En los años 80 del pasado siglo fue el protagonista de una farsa en la que él, lobo, represor policía batistiano, se disfrazó con la piel de carnero, la de un escritor de tanto talento y de talla mundial, por demás paralítico por los malos tratos recibidos en una cárcel en la Isla.

Tanta alharaca formaron el gobierno de Estados Unidos como varios de sus aliados, junto con los medios de prensa obsesivamente anticubanos como los diarios españoles El País y ABC, o el miamense El Nuevo Herald, el libelo de la mafia gusano-yanqui radicada en el Norte, que el nombre del “disidente” resonó en el mundo entero.

Abominable que haya engañado miserablemente a Francois Mitterrand, un político de reconocido prestigio mundial. El entonces presidente francés se creyó el sainete mediático y resultó avergonzado.

Fidel Castro accedió a la petición de Mittterrand de liberar a Valladares, al verdadero, el embaucador, grabado haciendo ejercicios en su celda como prueba de su fingida parálisis. Caminando subió al avión en La Habana y bajó en Paris, ante un estupefacto Régis Debray, el representante del mandatario galo en la excarcelación.

Valladares siempre careció de moral. Por eso todavía miente a raudales y, lo peor, es que hay quienes creen en sus estupideces. Es uno de los “héroes” del “exilio”.

En cuanto tuvo la oportunidad se fue a Washington a ponerse a las órdenes del amyo yanqui. El presidente Reagan nombró a Valladares embajador de EE.UU en la politizada Comisión de Derechos de la ONU y le concedió la Medalla Presidencial del Ciudadano, el máximo reconocimiento civil estadounidense. Sencillo, fue el intento de apuntalar la desacreditada imagen mediática de Valladares que tanto les había costado armar.

A propósito de los “héroes” del “exilio”. Valladares comparte una categoría vergonzosa con los “superman” de la Brigada 2506: la de mercenario.

Se dicen libertadores quienes invadieron su país natal al servicio de una potencia extranjera. La CIA los reclutó, pagó, alimentó, vistió, armó, entrenó y envió hacia Cuba escoltados por una flota norteamericana, con los portaaviones Essex y Boxer a la cabeza.

Todavía culpan al presidente Kennedy de su humillante derrota en Playa Girón. Se creyeron el cuento del coronel Frank que les dijo que desembarcarían, se montarían en los camiones, llegarían a la Carretera Central, sacarían el brazo indicando la izquierda y llegarían como “libertadores” a La Habana por el hecho de que detrás de ellos estaba el gobierno yanqui y sus marines.

Fiasco total para Eisenhower, Kennedy, la CIA y el Estado Mayor Conjunto, los verdaderos jefes de la brigada mercenaria. Cuba no fue la Guatemala de 1954. Fidel no fue Árbenz.

Los derrotó un pueblo que dejó de temer a los Estados Unidos porque los lideró un hombre que sin su apoyo atacó el Moncada, de acusado pasó a acusador del dictador Batista en el juicio por esos hechos, sufrió cárcel, fue al exilio verdadero, regresó a su patria junto con otros 81 en una cáscara de nuez (sin la US Navy de escolta), resistió la derrota de Alegría de Pío, en la Sierra Maestra comandó un ejército pequeño que venció a uno enorme armado y entrenado por los yanquis (como la brigada) e hizo una Revolución Socialista en las narices del imperio.

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