Huellas de gigante

Nelson Mandela: Huellas de giganteGuantánamo.- “Nadie nace odiando a otra persona por el color de su piel, o su origen, o su religión. La gente tiene que aprender a odiar, y si ellos pueden aprender a odiar, también se les puede enseñar a amar.” Así expresó Nelson Mandela, el hombre que sufrió como nadie, en carne propia la depreciación del racismo.

Dedicó su vida a la lucha contra la desigualdad social y la segregación racial, por eso lo mantuvieron preso 27 años. Sufrió toda clase de vejación y de la brutalidad salida de la impotencia de no haber podido quebrantar jamás su entereza.

Madiba, así le llamaban por el nombre del clan al que pertenecía, se convirtió en inspiración latente no solo para los sudafricanos, sino para el mundo entero que celebró su salida de prisión con el puño y su espíritu en alto.

Abogado, activista, político y filántropo fue galardonado con el Premio Nobel de la Paz en 1993, tres años después de haber sido liberado. Fue también el primer presidente negro de Sudáfrica, a raíz de su elección afirmó: “Nunca. Nunca jamás volverá a suceder que esta hermosa tierra experimente de nuevo la opresión de los unos sobre los otros”.

Durante el lustro de su mandato renunció a la tercera parte de su salario y creó el Fondo Nelson Mandela para la Infancia, lideró con su gobierno varias acciones para mejorar la calidad de vida de la mayoría de sus conciudadanos como el impulso para el desarrollo de la vivienda, la educación y la economía, entre otras.

Hoy hubiera cumplido cien años, no solo en su país se recuerda y se le rinde tributo a este gigante que dejó profundas huellas en la historia de la humanidad por ser símbolo de entereza y resistencia, pero su impronta va más allá de la política.

Ahí están El largo camino hacia la Libertad y Conversaciones conmigo mismo, devenidos en bestsellers internacionales, como también trascendió su recopilación, dedicada a los niños, de los relatos más bellos y antiguos de África: Mis cuentos africanos.

Los problemas respiratorios que padeció hasta su desaparición física el 5 de diciembre de 2013, los contrajo en las cárceles del apartheid, pero su corazón sigue latiendo en el pecho de cada hombre y mujer de su pueblo, y en el de tantas otras personas que habitan este inmenso planeta.

¡Vida eterna, Madiba!

 

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