Guatemala-Cuba: el sueño de lo posible en materia de salud

Guantánamo (Redacción Solvisión) Una jornada de reanimación de memorias, afectos y compromisos, devino el Primer encuentro de médicos guatemaltecos graduados en la Es­cuela Latinoamericana de Medicina (ELAM), en Cuba, celebrado en el Paraninfo Uni­ver­sitario de Ciudad de Guatemala.

Pero a su vez, sirvió de estímulo para los 422 profesionales que forman parte de la Bri­gada Médica de Cuba en Guatemala (BMC), empeñados en poner en alto el legado del Co­man­dante en Jefe Fidel Castro y en colaborar con el proyecto de transformar el sistema de salud pública en este país centroamericano.

Declaraciones de los participantes y discursos pronunciados en ese ámbito recordaron la diferencia entre un modelo de salud marcado por el humanismo y otro que privilegia la lógica mercantil en detrimento de las personas, cuya aplicación en este territorio dejó un saldo muy controversial hasta ahora.

Asimismo significaron el papel desempeñado por la escuela cubana de medicina en el desarrollo de un capital humano que puede contribuir a dar el giro de 360 grados que re­quiere con urgencia el sector de la salud en Guatemala.

«Un total de 1 073 guatemaltecos se formaron como médicos en la institución ideada por Fidel Castro, de los cuales más del 90 % trabajan en todos los niveles del sistema de salud de este país», precisó la coordinadora nacional de la BMC, Yilian Jiménez.

Y destacó la posibilidad de los formados como médicos en Cuba de entender mejor y colaborar con el plan del Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social, dirigido por Lu­crecia Hernández Mack, de implementar un modelo incluyente de salud en Guatemala.

«Esta concepción del desarrollo del primer nivel de atención a la salud, sin descuidar los demás niveles, sino complementando unos y otros, permitió a Cuba enfrentar grandes desafíos como las epidemias del dengue y la neuropatía, y la escasez de medicamentos», señaló.

Al mismo tiempo, ratificó la disposición de los profesionales cubanos, así como de los guatemaltecos graduados en la ELAM, de co­laborar en la construcción e implementación de ese modelo pese a tener conciencia de que su concreción solo será posible con un programa de Gobierno que lo respalde.

«Fidel nos enseñó que los revolucionarios no trabajábamos por dinero, porque hay otras cosas en la vida mucho más valiosas que el dinero y hay cosas que no se compran con ningún dinero», afirmó el embajador de Cuba, Carlos de Céspedes Piedra.

«La calidad, o los avances de la Medicina, o el poder médico de un país no se miden solo por el número de médicos, sino por el espíritu con que se formaron estos y sus conocimientos», añadió y patentizó el respaldo a ese programa del Gobierno de la Isla.

Por su parte, Hernández Mack reconoció que «el principal desafío para poner en marcha esta iniciativa está en el campo de las ideas hegemónicas, porque significa en algunos casos, perder privilegios».

No obstante, adelantó que fortalecerán los 141 puestos donde implementan el modelo incluyente de salud y que para el año entrante expandirán este a los departamentos de San Marcos, Huehuetenango, Alta Verapaz, Toto­nicapán, Sololá y Chiquimula.

Para esto contarán con graduados de la ELAM como Josué Homero Ramírez y Katy Castañeda, quienes compartieron con Prensa Latina algunas experiencias vividas en Cuba y significaron el valor de estas.

«El concepto que yo me llevé de lo que es un médico acá en Guatemala, se transformó totalmente en Cuba, donde ciertamente tuvimos un aprendizaje de vida», comentó Ra­mírez.

Explicó que la dificultad más grande que enfrentan al llegar a este país los egresados de esa institución cubana es la incorporación u homologación de sus títulos, porque deben trabajar un año para el sistema de salud pública y autofinanciarse, algo que para muchos es casi imposible.

«Por suerte se abrió una brecha y comienzan a disminuir las dificultades, probablemente por el incremento de la aceptación popular, debido al buen trabajo de la Brigada Médica de Cuba y de los compañeros de las distintas promociones de la ELAM», consideró.

Mientras, la egresada de la octava promoción manifestó su afecto y respeto por Fidel Castro, porque «nos dio la oportunidad de ser lo que hoy somos, médicos de ciencia y de conciencia, por eso siempre lo llevaremos en el corazón».

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