Guantánamo dispuesta a vencer la sequía

Sequia en Guantánamo

Por: Pablo Soroa Fernández

Los cerca de 153 millones de metros cúbicos que contiene Guantánamo en sus embalses equivalen a mucho menos de la mitad del volumen que pueden almacenar, porcentaje de llenado que inquieta a la comunidad hidráulica del llamado Alto Oriente de Cuba.

 Suscita aprensión además en las autoridades de la provincia, puesto que el agua que requieren las áreas garantes de su Programa de Autoabastecimiento es tan importante como la que se destina a la población y la industria.

En reciente recorrido por los polos productivos de Paraguay y Jabilla, Rafael Pérez Fernández, primer secretario del Partido Comunista de Cuba en la provincia, insistió en el imperativo de mantener húmedas esas áreas, vitales para el suministro a la sexta urbe cubana con más habitantes.

Pérez Fernández precisó a la Agencia Cubana de Noticias que el agua es indispensable para los campos recién surcados, por lo cual en fecha reciente se recuperó un sifón y rehabilitaron canales para más de 400 hectáreas recuperadas.

Subrayó que en suelos afectados por la salinidad, la compactación y otros flagelos, se ejecuta esa tarea destinada a garantizar un per cápita mensual de 30 libras de productos agrícolas y cinco kilogramos de carne a la población.

El preciado líquido sirve para humedecer y al mismo tiempo lavar esas áreas, cruzadas por conductoras que lo obtienen de reservorios en descenso, debido a la falta de precipitaciones sobre las cuencas de los ríos que la abastecen.

En la jornada de hoy se trasegaron casi 420 mil metros cúbicos, la mayor parte procedentes del embalse La Yaya, y conducidos hasta el sur de la ciudad a través de la derivadora Guanta.

Mas, como aseveró Céspedes Lobaina Arias, subdelegado de la Agricultura en Guantánamo, “es preciso tener agua en las presas, para poderlas enviar al campo, y aunque cada vez contamos con menos no cejaremos en nuestro propósito autoabastecedor”.

El más reciente informe sobre las lluvias en Guantánamo apunta que en lo que va de año descendieron hasta hoy un promedio de 312 milímetros, casi la tercera parte de la medida histórica de la provincia, donde radica la única zona tropical lluviosa y semiárida del archipiélago cubano, y las sales nocivas están a flor de suelo.

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