Guantánamo:- Desde el triunfo de la Revolución, en enero de 1959, el Comandante en Jefe, Fidel Castro Ruz, visualizó en la Educación uno de los grandes retos que debía afrontar el naciente proceso emancipador.
En 1959 sólo el 56% de las y los niños entre 6 y 14 años iba a la escuela, y entre los y las adolescentes entre 13 y 19 años apenas estaba incorporado al sistema educativo el 28%. El analfabetismo alcanzaba a un oprobioso 53% de la población concentrada en zonas rurales. Esta era la realidad educativa al momento del triunfo del Ejército Rebelde.
Mucho antes, desde su alegato La Historia me Absolverá abordó el tema como uno de los ejes motivadores de su lucha por una sociedad mejor. La pasión fidelista por la educación llegó a convertirla en un derecho indiscutible del pueblo cubano y una de sus conquistas sociales más notables.
Fidel comprendió desde muy temprano el rol decisivo que debería jugar la educación con carácter popular y para ello había que crear las condiciones.
En 1960, en la ONU, prometió librar la batalla contra el analfabetismo convocando al pueblo alfabetizado a protagonizar una campaña inédita que logró en apenas un año cumplir esa promesa que podía parecer desmesurada pero que no lo fue.
La realizaron 400.000 alfabetizadores voluntarios, la mayoría jóvenes, algunos de los cuales fueron asesinados por bandas contrarrevolucionarias. Fue así que, el 22 de diciembre de 1961, se corona con la declaración de Cuba como primer país libre de analfabetismo en América Latina.
La preocupación del eterno Comandante en Jefe por la construcción de escuelas, la formación de maestros y profesores calificados fue permanente en toda su existencia.
A un año de la desaparición física del líder histórico de la Revolución cubana, el legado que deja a los educadores de ayer, de hoy y de mañana es un ejemplo más de pasión y entrega por una profesión cargada de amor. En la educación Fidel también es faro y guía en el archipiélago cubano.
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