Expectativas y esperanzas para el cine cubano en 2016

Guantánamo (Redacción Solvisión) Durante el año 2016, el cine cubano vivió una etapa colmada de expectativas y esperanzas puestas en la más nueva generación de cineastas, quienes marcaron el período con obras señaladas por el revisionismo, la hondura y la representación de transformaciones dentro del audiovisual contemporáneo.

Filmes imperfectos, singulares, medio desconocidos, pero indiscutiblemente ligados desde la inconformidad a la reflexión cinematográfica y al diálogo, atrajo en abril la Muestra Joven del Instituto Cubano del Arte y la Industria Cinematográficos (ICAIC), que celebró sus 15 años de creación.

Bajo el lema ¡Suelten amarras!, la cita acogió 27 obras de ficción, 17 documentales y nueve animaciones, así como también cuatro largometrajes; dos de ficción: Caballos, de Fabián Suárez, y Espejuelos oscuros, de Jessica Rodríguez; y los documentales Marina, de Haliam Pérez, y El tío Alberto, de Marcel Beltrán.

Se exhibió en las salas oscuras de toda la Isla, al menos, una película cubana cada dos meses, entre las que destacaron Bailando con Margot, Cuba libre, Leontina, Café amargo, El acompañante, entre otras.

El 2016 cerró un ciclo durante el cual la audiencia cubana accedió a grandes títulos procedentes de los más diversos países, y convivió con las filmaciones de dos de las más taquilleras producciones de la industria de Hollywood: Rápido y Furioso y Transformers, antecedidas por el rodaje del largometraje Papa y la serie televisiva House of Lies, de la cadena Showtime.

Se realizaron además, los tradicionales ciclos fílmicos de países como Francia, Bélgica, Colombia, Alemania y España; este último con la presencia del reconocido actor Mario Casas.

A fin de continuar fomentando la actividad audiovisual, en el año 56 de su aniversario, la Cinemateca de Cuba trabajó en conjunto con varios centros internacionales para la recuperación de cuatro obras emblemáticas de la filmografía cubana: Los sobrevivientes, Una pelea cubana contra los demonios, Retrato de Teresa y Memorias del subdesarrollo.

Como cada diciembre, llegó a La Habana el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, que presentó en su edición 38 un total de 437 títulos; en concurso 18 largometrajes de ficción, 22 cortos y mediometrajes, 18 óperas primas, 26 documentales, 27 animados y 25 guiones inéditos.

Cinco filmes cubanos compitieron en el evento anual: Últimos días en La Habana, Ya no es antes, Sharing Stella, y las óperas primas de Jonal Cosculluela (Esteban) y Patricia Ramos (El Techo), resultando galardonada la cinta de Fernando Pérez, con el Premio Especial del Jurado y la de Léster Hamlet, con el Premio del Público.

Prestigiaron la cita los cineastas estadounidenses Brian De Palma y Oliver Stone, el argentino Tristán Bauer, y la española María Paredes, así como también la actriz brasileña Sonia Braga.

Coincidiendo con el 30 aniversario de la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños, el Festival entregó un Coral de Honor al centro académico fundado por el Comandante en Jefe Fidel Castro, Fernando Birri, Gabriel García Márquez y Julio García Espinosa.

De este último, a manera de homenaje, se proyectaron las cintas La inútil muerte de mi socio Manolo (1989) y Tercer Mundo, Tercera Guerra Mundial (1970) con la coautoría del propio García Espinosa, Miguel Torres y el ensayista y poeta Roberto Fernández Retamar.

Además de la desaparición física de García Espinosa, Premio Nacional de Cine 2004, este año el séptimo arte nacional sufrió sensibles pérdidas por los fallecimientos de Reinaldo Miravalles, puntal del cine cubano y de Rogelio Paris, legendario realizador de la Isla.

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