El “regaño” de Fidel

Alberto Juantorena y el Guantánamo.- Alberto Juantorena Danger, es de esos seres afortunados que gracias a su destacada historia deportiva conoció, trabajó e intercambió en múltiples ocasiones, y gozó de la amistad de líder de la Revolución Cubana Fidel Castro Ruz.

Conversar sobre el Comandante en Jefe, con el bicampeón olímpico de Montreal 1976 es una experiencia gratificante. Juantorena, “un jabao santiaguero reyoyo  de 1,92 metros de estatura, a quien la Revolución le abrió todas las puertas”, como el mismo dice, se remonta a los recuerdos y sus ojos azules vislumbran un cariño especial como el de un hijo por el padre mayor.

Luego que, más por su espigada figura que por sus habilidades deportivas, incursiona en el baloncesto. “de donde – dice riendo el campeón- fui prácticamente expulsado”, llega, por azar recurrente, al atletismo, al ser visto correr por entrenadores del equipo nacional de atletismo y el entrenador polaco Zygmunt Zabierzowski. Desde entonces comenzaría la historia de quien se convertiría en el elegante de las pistas.

Sus dos preseas de oro en las olimpiadas de Montreal en 400 y 800 metros planos, una hazaña en este tipo de carrera no lograda por otro corredor, dos veces recordista del orbe en 800, titular de un mundial universitario, copas del mundo de atletismo y centroamericano avalan su hoja deportiva y le hicieron ganar el cariño de su pueblo y del Comandante en Jefe.

“Fidel fue y será un maestro, un humanista, predicaba con el ejemplo, condujo el deporte cubano hasta conquistar los más grandes éxitos, porque a sus dotes de estadista y revolucionario sumó el ser un gran atleta”, dice Juantorena emocionado.

“Cuando conversé con él, tras llegar de Montreal me contó que en sus años mozos, en el colegio de belén corrió los  800 metros. Un tiempo después me enseñó una revista de esa época en la que aparecía una foto suya ganando esa carrera en el año 1946”.

“Se preocupaba por el más mínimo detalle de nuestro entrenamiento y resultados deportivos o cuando tuve alguna lesión, siempre sentí su apoyo, en cada triunfo, incluso hasta cuando tuve de él un regaño”.

¿Cómo es eso del regaño?

“En los Centroamericanos celebrados en la Habana en 1982 yo hablé con los muchachos del relevo 4 x 400 que al siguiente día de la final era el cumpleaños de Fidel, y teníamos que regalarle ante toda Cuba la medalla de Oro. Yo cerraba la carrera.

“En el último cambio el corredor de Jamaica había sacado casi 40 metros de ventaja, pero – vuelve a sonreír- se impuso la voluntad y el compromiso, pude alcanzarlo, pasarlo y sacarle amplia ventaja, yo seguro del triunfo miraba a los lado y las gradas, Cuba lograba el Oro, y de la alegría tras pasar la meta boté el bastón”.

“Sin embargo, cuál sería mi sorpresa que cuando nos ve Fidel me dice serio “Eres bobo, pudiste romper el récord y perdiste tiempo mirando para atrás y moviendo el palito” refiriéndose al bastón que se utiliza en el relevo”.

¿Y cuál fue su respuesta?

“Yo, seguro de la proeza realizada, le miré fijamente a los ojos y me dio por decirle: pero Comandante si en esta carrera acabo de sacar un muerto  de la tumba. Luego, no hubo más palabra, solo sonrisas y un fuerte abrazo”.

 

 

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