Educadores: expertos de sublime profesión de amor

Guantánamo. Rafaela y Lisbeth ven por los ojos de sus pupilos…Así lo valoro  cada vez que las veo en pleno ejercicio en sus respectivos centros  docentes, al igual que a cientos de maestros,  emergidos  de la generosa obra de la Revolución.

Hoy el legado de Fidel, quien pensó y fraguó una campaña que parecía entonces una utopía,  también está presente. Rafaela duplica los años de ejercicio del magisterio de la segunda, pero ambas están convencidas de que en esa profesión siempre hay que aprender.  Martí dijo que la enseñanza es “una sublime profesión de amor”.

Se enseña… educa, lo que solo pueden los evangelios vivos, y a la vez cultivan su experiencia. Estabilidad, motivación y disciplina son rasgos que incentivan a quienes laboran en los centros educacionales, lo cual no solo impregnan a su alumnado, sino a todos los implicados en el proceso docente educativo.

Guiar a sus estudiantes por el camino de hacerse futuros profesionales con elevado sentido de patriotismo y compromiso con su pueblo, es el empeño de esos forjadores del futuro. Formarse en la  más competente integralidad y especialización para servir a la Patria como merece,  es  objetivo de los discípulos.

La historia de la educación en Guantánamo se escribe cada día, desde aquel año 1961 cuando  muchas y muchos parten de sus hogares a alfabetizar en los más intrincados sitios de esta geografía o de otras partes de Cuba. Poco después el territorio nacional es declarado libre de analfabetismo.

Desde entonces, aquí, donde apenas había unas pocas escuelas antes de enero de 1959, se descubren planteles educacionales entre los más avanzados del país en indicadores de eficiencia, promoción y calidad.

El  reconocimiento, que a la vez se hace compromiso,  se entrega a los nuevos que estiman cada vez más su responsabilidad al respecto. Hay entusiasmo, orgullo, disciplina y decoro entre los de Guantánamo al celebrar este 22 de diciembre el Día del Educador cubano.

A quienes se desempeñan como expertos en  esta sublime profesión de amor que es el magisterio, alabanzas eternas de aquellos que nos formamos bajo su abrigo y el sentimiento profundo que nos transmitieron al entregarnos su sabiduría.

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