Di Celmo; la justicia pendiente

Fabio Di Celmo y sus padres Ora y GiustinoGuantánamo.- Pareciera que macabras ironías se multiplican en el seno de una familia italiana; el 4 de septiembre de1997 muere víctima de un atentado terrorista en La Habana, Fabio Di Celmo, a tres días de cumplirse 18 años del crimen, fallece su padre Giustino. Su madre Ora Bassi, quien nunca halló consuelo por la pérdida del más pequeño de sus hijos, pereció el 1º de junio de 2012, precisamente el mismo día en que su bambino cumpliría 47 años.

En 1992, Fabio llega a Cuba junto a su padre. Eran los años más difíciles del periodo especial y los Di Celmo se sumaron a la lista de empresarios honestos que desafiaron el bloqueo de los Estados Unidos contra la isla, brindando ayuda en la obtención de mercancías deficitarias para el pueblo cubano.

Fue el hotel Copacabana el último escenario que pisó el joven de 32 años en esta tierra que tanto amó.

La carga de C-4 detonó pasados 10 minutos del mediodía del 4 de septiembre, el cenicero cilíndrico de metal donde el mercenario Cruz León escondió la bomba fue transformado en una granada de fragmentación y láminas de aluminio salieron disparadas en todas direcciones en del vestíbulo de la instalación turística habanera.

En ese instante, el joven conversaba animadamente con una pareja de amigos de la infancia que se encontraba de luna de miel en La Habana. No tuvo oportunidad de nada, uno de los fragmentos alcanzó su garganta, cortándole la carótida y matándolo en un santiamén. La explosión hirió a otras siete personas, además de causar grandes daños materiales.

Tiempo después, el terrorista Luis Posada Carriles con todo el cinismo criminal que lo caracteriza reconoció ante la periodista Ann Luise Bardach, del New York Times, su responsabilidad en la muerte de Di Celmo y añadió:”…ese italiano estaba en el momento equivocado en el lugar equivocado…”

Bajo la pena y el dolor por el asesinato de su hijo, Giustino y Ora murieron sin que se hubiera hecho justicia a Fabio, su mayor esperanza desde que ocurrió la tragedia, mientras su asesino, sigue suelto.

En una entrevista, Giustino Di Celmo expresó:

“La única cosa que puedo decir a los familiares de las víctimas de Posada Carriles que sufren como sufro yo, es que tengan siempre abierta una esperanza de que habrá justicia. No sólo por nuestros ser queridos, sino por el mundo entero. Nadie merece semejante barbarie, que por una lucha política se maten inocentes, se pongan bombas en el hotel, en un avión y se encarcelen a Cinco muchachos cubanos que intentaron impedir los actos de sabotaje que se organizaban desde Estados Unidos. ¿Qué imagen dará el gobierno norteamericano si permite semejante injusticia?”

Ellos, como cientos de familias cubanas enlutadas debido a las acciones terroristas contra nuestro país desde el mismo triunfo de la Revolución en 1959, aún esperan que la justicia, al fin, salga a la luz.

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