Autoabastecimiento alimentario: un asunto de seguridad nacional

Guantánamo – Solvisión publica las palabras que pronunciara el primer ministro, Manuel Marrero Cruz, en el acto de celebración del aniversario 32 del Programa de la Agricultura Urbana, Suburbana y Familiar, en el municipio de Segundo Frente, Santiago de Cuba.

Compañeras y compañeros de la presidencia e invitados;

Delegadas y delegados a esta importante reunión de trabajo:

Hace más de tres décadas, el 27 de diciembre de 1987, durante la visita a una experiencia de cultivo de hortalizas en canteros enriquecidos con materia orgánica en Hortifar, entidad perteneciente a la Unión Agropecuaria Militar, el General de Ejército indicó analizar y desarrollar ese método de cultivo. Así nació el Programa de la agricultura urbana.

Años más tarde, ese tipo de cantero pasó a ser parte del entorno en cualquier rincón de Cuba, desde las grandes ciudades hasta los pequeños poblados.

Entonces surgió la idea, igualmente del General de Ejército, de incrementar la escala de esos cultivos a las tierras situadas alrededor de las ciudades, que en su gran mayoría permanecían improductivas.

Como ustedes recordarán, ello se materializó el 8 de abril de 2009, primero en Camagüey, en un radio de diez kilómetros desde el centro de la capital provincial. Se le denominó agricultura suburbana, y sabiamente se integró a las para entonces ya consolidadas agricultura urbana y familiar, bajo la dirección del compañero Adolfo Rodríguez, conocido por todos cariñosamente por Adolfito, quien con tanta pasión, responsabilidad y eficacia asumió la tarea, prácticamente hasta el último momento de su vida, y a cuyo empeño se debe en buena medida lo alcanzado. Sirva este evento para honrar su memoria.

La concepción ha permanecido invariable: generalizar un sistema de producción de alimentos a partir del potencial local, es decir, creando allí sus propias tecnologías e insumos productivos mediante la utilización del potencial disponible en el territorio.

Sin duda, desde entonces los avances han sido significativos. El programa se ha ido consolidando como un movimiento popular de carácter productivo extensionista y bajo principios agroecológicos, con el uso de tecnologías de producciones sostenidas, el empleo de recursos locales, y la combinación de la experiencia y tradiciones con la ciencia y la técnica.

Es un sistema de trabajo dinámico, profundo, vertical, coordinado y dirigido a través del Grupo Nacional, lo que ha permitido lograr resultados positivos y con ello importantes ahorros a la economía del país, al contribuir a la disminución de importaciones de insumos.

En momentos en que el Gobierno de ee. uu. ha recrudecido el bloqueo y todo indica que seguirá haciéndolo, cobra mucha más importancia este proyecto dirigido a la producción de alimentos para el pueblo, algo que no es simplemente una prioridad más; constituye un asunto vital para la seguridad nacional, repito, algo que no es simplemente una prioridad más; constituye un asunto vital para la seguridad nacional, que es igual a preservar nuestra independencia y soberanía.

Hoy nuestro país importa 1 650 millones de dólares en alimentos para el pueblo, por lo que sustituir esas importaciones resulta estratégico. Tenemos que apostar por el desarrollo de este programa y extender sus diferentes estructuras productivas por nuestras ciudades, hasta alcanzar los diez metros cuadrados por habitante para el próximo año. Aprovechar todos los espacios disponibles en las ciudades o poblados.

Hay sobradas razones para defender esta estrategia. En primer lugar, es la manera más económica de producir alimentos. Puede funcionar con un mínimo de transporte automotor y combustible –incluso sin ninguno si fuera necesario–, pues la población puede comprarlos allí donde se cultivan, o el traslado es a corta distancia y permite el empleo de medios alternativos.

Otra cuestión muy importante: no demanda importaciones de pesticidas ni abonos. Cada hectárea de cantero comprometida debe estar respaldada por la cantidad de abonos y otros insumos orgánicos necesarios.

Además, garantiza empleo a miles de trabajadores, incluyendo mujeres y jóvenes; constituye una herramienta elemental para lograr la seguridad alimentaria; contribuye a mejorar el manejo del agua y el reciclaje de nutrientes; permite utilizar espacios improductivos, ociosos o subutilizados y es capaz de producir las semillas que demanda, entre otras ventajas.

Todo ello lo convierte en una alternativa realista y sostenible, referencia de lo que tenemos que hacer para alcanzar la soberanía alimentaria y nutricional de nuestra población.

Es justo y necesario reconocer lo logrado, pero ustedes saben y así lo analizaron en el transcurso del evento, que aún pueden alcanzarse mayores resultados con los recursos hoy disponibles, si los empleamos con el máximo de racionalidad e inteligencia.

Nadie puede sentirse satisfecho mientras no se recupere hasta el último cantero y organopónico en desuso, la meta es repararlos todos y ponerlos en explotación durante el presente año. Igualmente, completar la reconstrucción de las áreas de cultivo protegido y semiprotegido afectadas por fenómenos meteorológicos o por el deterioro lógico de los años de explotación.

Se impone elevar el rendimiento por metro cuadrado. Sobran ejemplos de qué es posible cuando se emplean semillas de calidad y se hace una constante aplicación de sustratos y abonos orgánicos, así como un adecuado uso de los bioproductos y la agrotecnia.

El empleo de la tracción animal en las labores de cultivo alrededor de las ciudades y poblados debe ser una constante, independientemente de la disponibilidad o no de combustible. Además del uso eficiente del agua y de las fuentes renovables de energía, como el biogás, los molinos a viento, los paneles solares, la biomasa y otras alternativas, en dependencia de las posibilidades existentes en cada lugar.

No podemos detenernos en la incorporación de áreas ociosas, cubiertas de marabú y otras malezas, en los alrededores de los asentamientos poblacionales y comunidades.

Es importante también garantizar las producciones durante todo el año; no descuidar el verano bajo la excusa del clima desfavorable. En esos meses tenemos que potenciar productos más resistentes al calor como el pepino, la berenjena, la habichuela y el quimbombó, entre otros.

Hay que perfeccionar la comercialización de vegetales frescos y de frutas, con énfasis en la población, pero sin olvidar el turismo, el consumo social, la defensa y el orden interior, e incluso debemos llegar a exportar algunas producciones.

Muy vinculado a estos propósitos, está el objetivo de seguir ajustando el sistema organizativo de la Agricultura Urbana. Se hace necesario analizar su estructura financiera y medir su impacto, para asegurar una adecuada rentabilidad y estabilidad en los resultados.

La Granja Urbana Municipal y sus representantes de los consejos populares deben ejercer un amplio poder de convocatoria entre los productores locales, y a su vez desempeñar el papel productivo, político y social para el que fueron creadas. Hay que trabajar fuerte para restablecer la red de comercialización que simplifique y facilite la adquisición de agroproductos directamente para la población local.

El éxito de este gran empeño tiene una clave decisiva: las mujeres y hombres que hacen producir la tierra. Es esencial continuar elevando la incorporación de fuerza de trabajo a esta actividad, sobre todo joven, y perfeccionar los sistemas de pago por resultados.

También de la Agricultura Urbana nace el programa de frutales, el cual se incorporó al abastecimiento local en todo el perímetro de nuestras localidades.

Sobre este programa, el General de Ejército Raúl Castro Ruz indicó crear una cooperativa de frutales en cada municipio y hoy podemos informar con satisfacción que tenemos 353 cooperativas en todo el país, dedicadas a la producción de frutas para el pueblo.

Con relación a la producción de alimentos en general, hoy más que nunca tenemos que potenciar el policultivo; no es lo mismo invertir combustibles, fertilizantes y otros recursos para preparar la tierra y sembrar un solo cultivo que aprovechar lo mismo para dos y tres más.

Compañeras y compañeros:

Nos hemos propuesto garantizar 30 libras mensuales de viandas y hortalizas a cada compatriota, y de ellas alcanzamos 20 en 2019. Llegaremos a esa meta en un menor tiempo si continuamos incrementando las áreas productivas, desde el patio, el huerto, los organopónicos gigantes y la agricultura suburbana, hasta los grandes polos productivos.

Para ello hay que seguir produciendo semillas de alta calidad. Los centros de investigación ya exhiben resultados positivos con simientes que se adaptan mejor a nuestro clima, incrementan los rendimientos e incluso reducen los ciclos productivos.

Otro objetivo es garantizar a cada cubano cinco kilogramos de proteína animal mensualmente, y el año pasado solo alcanzamos 200 gramos. Es insustentable pretender incrementar la producción de proteína animal a base de pienso y materias primas importadas, en lo que invertimos hoy 450 millones de dólares. Tiene tanta prioridad producir alimento animal como el que consumimos directamente las personas.

Los cubanos hemos heredado como tradición alimentaria una dieta compuesta por cuatro productos básicos: arroz, frijol, vianda y proteína, a lo que habría que sumarle los vegetales o ensaladas. De ellos hoy alcanzamos total soberanía solo en uno: las viandas. Importamos una parte importante del arroz, y en menor medida frijoles y cárnicos, aunque también en volúmenes considerables, e incluso un nivel de vegetales y hortalizas.

Nuestro futuro tiene que estar dirigido a lograr la soberanía alimentaria. Eso tenemos que proponérnoslo por etapas, mientras más breves mejor, planificadas y bien coordinadas de manera integral mediante planes realistas. Precisamente las hortalizas, los vegetales y los frijoles son los productos que en un corto plazo podemos dejar de importar.

Estamos convencidos de que este programa seguirá creciendo y desempeñará un rol importante e insustituible en la concreción de estos objetivos estratégicos.

Los felicitamos por los resultados alcanzados en 2019 y los exhortamos a que sigan avanzando como una referencia nacional en la producción de alimentos para el pueblo y con ello demostrar que Sí se pudo, Sí se puede y Siempre se podrá.

Muchas gracias.

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